«Un animal, des animaux» de Nicolas Philibert
Un camión sin capota circula por la autopista. En su parte trasera observamos la intrigante imagen de una gran variedad de animales completamente inmóviles. Están disecados y formaban parte de la colección de la Galería de Zoología del Museo Nacional de Historia Natural. Así comienza este documental de Philibert que repite la fórmula empleada en La ville Louvre, aunque en un entorno mucho más extraño que le permite llevar las sugerencias al extremo.
Tras haber estado 25 años cerrada al público, la Galería iba a ser reabierta con el nombre de Galería de la Evolución. Durante ese cuarto de siglo, sus antiguos habitantes -peces, anfibios, pájaros, mamíferos, insectos, etc,- habían reposado en el limbo del olvido.
En este caso, el proceso de reforma y acondicionamiento duró cuatro años, de 1991 a 1994, pero Philibert tuvo también la oportunidad de documentar esta metamorfosis del lugar y la resurrección de sus extraños residentes con su cámara y su lúcida mirada.
Pero si en el Louvre realzaba por ejemplo la belleza de las esculturas, aquí Philibert parece jugar a provocar y frivolizar un poco con la restauración y transporte de los animales disecados. Imágenes bellas pero bizarras e incómodas al mismo tiempo. A pesar de que la estructura y la forma del film son las mismas que en la de La ville Louvre, haciendo planos secuencia que persiguen a las obras en movimiento, y retratando el modus operandi de los trabajadores, en este caso, el resultado pretendido parece ser distinto. Como si su mirada sobre el lugar fuera más crítica, pero uno queda igualmente hipnotizado con lo que ve, y agradece la labor de Philibert de haber documentado un proceso tan curioso como éste, en el que vemos a los organizadores utilizando juguetes de los animales para decidir su ubicación.
Una recopilación de imágenes, que, de otro modo, la mayoría de nosotros no habría podido observar jamás, y aquí recae el valor de este peculiar e interesante documental.