«Le Pont des Arts» de Eugène Green
Le Pont des Arts (2004) es una de las películas más brillantes de Eugène Green, director francés de origen estadounidense. Es difícil hablar de una película suya en concreto, ya que el gran valor de su cine reside en la precisa mirada personal que conforman todos sus films como obra conjunta. Una visión que adapta la actitud barroca al mundo moderno, que utiliza la palabra como herramienta vital para revelar los sentimientos profundos de los personajes y al mismo tiempo, acompañada de la presencia de obras de arte dentro de los films, y de un uso de la luz plenamente expresivo, sirve para evocar lo espiritual como experiencia salvadora. La frontalidad de sus planos, que remite a Ozu o a Bresson (aunque ellos no se acercaban nunca tanto a los personajes), nos hace sentir la mirada de forma íntima e intensa, como el equiparable visual de las sinceras palabras que oímos.
Le Pont des Arts está dividida en seis capítulos, recurso que Eugène Green ha utilizado en otras ocasiones, como por ejemplo en la reciente Le Fills de Joseph (2016).
1 Ser feliz
Cómo es habitual en sus películas, Le Pont des Arts no tiene un protagonista claro sino más bien dos. Dos personajes que se buscan sin saberlo y que se encuentran inevitablemente.
Sarah es cantante de música barroca. Parece que algún tipo de tristeza la acompaña constantemente, y su marido Manuel no es capaz de comprenderla. Desde el inicio del film, parece que hay una distancia entre los dos.
Pascale estudia un máster pero odia el tema de su tesis, no le ve sentido a lo que está haciendo. Tampoco logra la comprensión de su pareja, Cristine. Sin embargo, hay algo que genera interés en él: un libro de poesía de Miguel Ángel.
2 El pensamiento revolucionario
Aparece aquí el compositor con el que trabaja Sarah, al que se refieren como «El Innombrable«. Un personaje bastante cómico y característico. Este capítulo conformará una especie de retrato de él y de sus amigos, que preparan proyectos para influir en la cultura popular y buscan nuevos talentos para aprovecharse de ellos. En definitiva, un retrato crítico de las élites de la industria del arte, algo que suele estar presente en las películas de Green. Finalmente, vemos como El Innombrable otorga a Sarah el papel principal del «Lamento della ninfa».
3 La máscara
Sarah y su marido no acaban de conectar, como si fueran de épocas distintas. El Innombrable se indigna con Sarah por su forma de cantar y la insulta hasta humillarla.
En un bar, tristes y sólos, Sarah y Pascale se encuentran sin darse cuenta. Por efecto del montaje, sus miradas se cruzan. Ella en la barra del bar, él en el baño. Se genera una sensación extraña, y la película continúa.
Sarah logra más o menos la aprobación del Innombrable y graban un disco. Sorpendentemente olvida contárselo a su marido. Por noche buena, él le regala un libro de poemas de Miguel Ángel. A Pascale, su novia le regala el disco de Sarah, y éste se conmueve al oírlo. Sus caminos empiezan a confluir misteriosamente.
Sarah siente que ya no está en este mundo. «Me han arrancado la máscara, y la máscara era todo» proclama. Cómo si su alma se hubiera ido a otro sitio.
4 Sarah
Inspirado por la voz de Sarah, Pascale renuncia a sus estudios y se tumba en la cama, desconectado del mundo. Su novia Cristine le abandona. Sarah vuelve a ser humillada y renuncia al coro.
Los dos, desolados, vuelven al bar. Cada uno en un bar distinto, los dos vuelven a encontrarse gracias al montaje. Pascale bebe un trago, y Sarah bebe otro a continuación. A través de este gesto, los dos quedan conectados en la mente del espectador.
Sara se lanza al río desde Le Pont des Arts, y acto seguido Pascale decide suicidarse también. Enciende el horno y lo deja abierto. Y ahí arranca una de las mejores escenas, en mi opinión, de la filmografía de Eugène Green.
Mientras Pascale se acerca voluntariamente a su muerte, presenciamos una serie de planos detalle que muestran cómo la luz entra a través de las ventanas y las puertas entreabiertas. Finalmente, como si Pascale no aguantara más la presencia de esa luz, apaga el horno y sale corriendo hasta la ventana. Al mirar a través de ella, y sentir la luz bajo el aura sonora de la voz de Sarah, que suena durante toda la escena, Pascale se conmueve como si acabara de descubrir la presencia de lo sagrado, de algo inmenso que no puede comprender.
5 Manuel
Pascale agradece a Cristine que le dejara, y dice que está enamorado de Sarah (aunque nosotros sabemos que no la ha conocido). Junto a un amigo, ven una obra de teatro japonés (de la que sólo veremos unas letras explicativas del contenido de la obra, y los rostros de los espectadores rodeados de velas, elemento presente casi siempre en las películas de green). Esta obra de teatro será un elemento revelador para Pascale, que se animará a cruzar el puente que le separa de Sarah. Decidirá ir a buscarla.
Pascale visita a Manuel. Cuando descubre que Sarah ha muerto, su mirada baja lentamente, tanto como subió cuando escuchaba su voz junto a la ventana. «Cuando la vida termina, el silencio vuelve a mandar», piensa Manuel. «No. La música permanece en nosotros«, piensa Pascale. Esta respuesta reconforta a Manuel, que siente la visita de Pascale como una luz. Una luz que se apaga cuando termina la visita y Pascale desciende por el ascensor.
6 Le pont des arts
Pascale se encuentra con El Innombrable, y se enfrentan dialécticamente. Se encuentra también una cantante kurda que canta esperando que alguien la oiga.
Y allí, en el puente de las artes, se encuentran por fin las miradas de Pascale y Sarah. Se produce en él un gran dilema: creer o no creer en este encuentro místico que teóricamente no es real.
Sarah le invita a dejar de lamentarse. Porque más allá de lo que diga la razón, su encuentro está ocurriendo, y mientras dure será real. Y así quedan unidos, no sus cuerpos pero sí sus almas a través de la luz. Por lo menos durante un instante.