El primer guion de Carlos Saura
Se dijo que el régimen franquista para decidirse a aprobar la película Ana y los lobos (1972) de Carlos Saura, decidió mostrársela al mismísimo Franco. Éste, comentó que no veía ningún peligro en la película por que no se entendía nada. Tal vez él no la entendía, pero hay que destacar que las películas realizadas en la primera etapa de Carlos Saura (antes de la transición) hablan de forma muy crítica sobre la España de le época. Todas esas películas nacen gracias a una idea convertida en guion.
Carlos Saura no estudió para ser guionista, pero si estudió para poder expresar sus ideas. En 1952 Carlos Saura entró en el Instituto de Investigación y Estudios Cinematográficos de Madrid, donde se especializó en Dirección Cinematográfica. Desde que comenzó estudiando cine, su objetivo residía en dirigir, pero no dirigir cualquier cosa. Él quería dirigir sus ideas, su forma de ver el mundo y la sociedad que le envolvía. Por ello se rodeó desde el principio de coguionistas que le ayudaron a desarrollar los guiones de las historias que él quería contar.
Durante quince años y nueve películas, Carlos Saura trabajó con numerosos coguionistas, tan reconocidos como Mario Camus, Angelino Fons y Rafael Azcona. Podríamos decir que los conocimientos acerca de la escritura del guion y su estructuración, eran conceptos básicos para Saura.
En 1959, dos años después de finalizar sus estudios, Carlos Saura estrena su primera película Los golfos, donde un grupo de jóvenes de los suburbios madrileños cometen pequeños atracos para poder pagar el debut taurino de uno de sus compañeros. El guion de la película lo trabajó con Mario Camus, conocido por adaptar al cine libros y obras teatrales como La colmena (1982), Los santos inocentes (1984) y La casa de Bernarda Alba (1987). También colaboraron juntos en su siguiente guion y película Llanto por un bandido (1963). Probablemente Mario Camus, a quién le gusta trabajar sobre adaptaciones y personajes históricos, tuvo cierta influencia sobre Saura a la hora de elegir la temática de la película, donde se narra un drama biográfico histórico sobre las aventuras del bandolero rebelde José María “El Tempranillo”. Pero no fue hasta La caza (1965), coescrita con Angelino Fons, cuando realmente Carlos Saura se hizo notar narrando de forma metafórica la situación española de la época. Ganó el Oso de plata como mejor director en el Festival de Berlín. Ésta película, al igual que las posteriores, no seguirán una estructura comercial imperante, sino que buscara esta forma de arte y ensayo donde Carlos Saura se siente más libre a la hora de crear y narrar ante las limitaciones que tenía impuestas.
Mientras en Francia la Nouvelle Vague estaba en auge, y en Italia el neorrealismo empezaba a disolverse, en España, la dictadura hacía tropezar el cine y sus posibilidades. La censura estaba más que presente a la hora de realizar un guion. De un “criminal offense” calificaba Ana la censura en el filme Ana y los lobos. Carlos Saura y sus coguionistas debían tener muy en cuenta a la censura al comenzar a escribir para decir lo que querían sin que fuese censurado. Era difícil conocer de antemano qué cosas podrían ser censuradas, ya que no había ningún manual con los criterios utilizados por los censores. El 9 de febrero de 1963 una Orden Ministerial aprobó las “Normas de censura cinematográficas” que aclara las limitaciones políticas, religiosas y morales a las que debían atenerse los cineastas. Estas normas son bien recibidas al poder saber los límites que les daban. Aun así, el guion de Ana y los lobos fue recortado tres veces. Y el guion de La Prima Angélica (1973) no pasó el filtro hasta llegar a su tercera modificación y con varias advertencias tras su aprobación.
Según los censores, el cine de Saura estaba dirigido para una minoría que apenas podría llegar a entender su complejidad. Gracias al profundo simbolismo, los mensajes crípticos, la utilización de la metáfora, el intelectualismo hizo probablemente que muchos de sus guiones pasaran la censura al ser, en cierta manera, infravalorados para la comprensión del espectador medio. Pedro Cobelas, censor de la Junta de Calificación y Censura, calificó así el guion de La Caza “No me gusta el tema ni sus sucias y segundas intenciones (…) ni los vagos simbolismos que se afrontan. Pero esa misma vaguedad (…) le resta peligrosidad“.
La censura hizo que Carlos Saura escribiera de forma compleja, alegórica, simbolista, surrealista e intelectual para poder denunciar la sociedad de su época. Las heridas de la guerra civil, las consecuencias de la represión del régimen en la sociedad y el impacto psicológico que repercute sobre los personajes, es una de las principales características de sus guiones y de su crítica contra la realidad española.
Rafael Azcona, probablemente fue uno de los mejores guionistas de España, que formó un hermoso tándem con Saura. Su primera integración al mundo de Saura fue con el proyecto de Peppermint frappé (1967) que también contaba con la colaboración Angelino Fons. Todos los guiones de Saura están basados en ideas propias. Está relación con el que sería su mentor en el guion dio otros frutos como La madriguera (1969), El jardín de las delicias (1970), Ana y los lobos (1972) y La prima Angélica (1973). Carlos Saura reconoció la deuda que tenía con Azcona de quién mayoritariamente aprendió a escribir guiones.
La figura femenina está constantemente presente y tiene una gran importancia para Saura. En La caza aunque omnipresente, la figura de la mujer toma un papel importante en el interior de los cuatro protagonistas. A lo largo de los años, Saura se irá acercando más a la mujer como figura protagonista de sus proyectos para poder indagar en la psicología femenina en los tiempos del régimen franquista. Esto provocó el distanciamiento y la ruptura con Azcona por discrepancias debido a la misoginia de éste. Fue en el desarrollo de La prima Angélica cuando ambos advirtieron las diferencias y el distanciamiento de lo que querían contar en sus guiones. Su siguiente filme Cría Cuervos (1975) es el primero que escribe íntegramente Carlos Saura. Sumergido completamente en el mundo femenino, muestra las tres generaciones de una familia burguesa española desde el punto de vista de una niña recientemente huérfana.
Podríamos decir que durante quince años y nueve películas, Carlos Saura fue poco a poco adquiriendo conocimientos de sus coguionistas Mario Camus, Angelino Fons y sobre todo de Rafael Azcona para finalmente poder vertebrar y escribir un guion completo por sí solo. Y hemos de decir que en Cría cuervos, el resultado fue magnífico.