D’A Film Festival (III) El otro cine español. Un impulso colectivo
El protagonismo que le ha dado el D’A Film Festival al cine español desde sus inicios, se consolidó en una extensa y variada sección que tomó el nombre de Un impulso colectivo. En las siguiente ediciones, sin perder ese protagonismo, la presencia de películas españolas se diseminó por diferentes secciones. En la presente edición se ha vuelto a recuperar la sección unitaria con el mismo nombre de Un impulso colectivo y comisariada, nuevamente, por Carlos Losilla. Se han proyectado 12 largometrajes y 9 cortos. Caméra-Stylo. Revista ECIB ha querido hacer un seguimiento especial a este apartado. Este es el resultado.
1. Los objetos amorosos (Adrián Silvestre, 2016)
La ficción con roces de documental de Adrián Silvestre se despliega como una propuesta que incita a la libertad de impresión por parte del público, al tiempo que supone un ejercicio que desprejuicia la ópitica del espectador. En este film los conceptos “ bien “ y “ mal” no tienen suficiente relevancia.
Luz , interpretado por Laura Rojas Godoy, es una inmigrante colombiana llena de sueños e ingenuidad que viaja a Italia con el propósito de trabajar y así poder sustentar a su hijo de 2 años que dejó en Colombia.
Se enfrenta desde un principio al choque cultural, siendo desafiada por las incomodidades de la sobrevivencia.
Pese a que la migración es un tema cada vez más común, muchas veces la discriminación y la burocracia que se vive, no va acorde con el sueño de la tierra prometida. Aquí es cuando me detengo y destaco el guión, que si bien nos ha dicho Adrián Silvestre no es un guión fijo, sino un contexto, es capaz de conseguir una liviandad humorística y a su vez reflejar una realidad que a pesar de ser dura, deslumbra por el temple con el que se transmite.
Se disfrutan relatos que, desde la tenuidad del documental nos acercan a la intimidad de las personas que han vivido la travesía migratoria. Acentúo especialmente el relato de la empleada Boliviana que a través de un plano secuencia, narra la historia de como llegó a Italia, logrando generar en el espectador una inmensa empatía.
En cuanto a Luz, no todo es trabajo, ella quiere (a pesar de no hablar absolutamente nada de Italiano) un hombre con quien formar una relación y disfrutar de las bondades del amor. Empecinada en conseguir un hombre, realiza varias citas a través de una aplicación de su móvil. Sin éxito aparece Fran (destacable interpretación de Nicole Costa), una Chilena que, emocionalmente, pareciera ser una montaña rusa.
Si bien ambas están en circunstancias complejas, se acompañan y construyen una humanitaria complicidad.
El carácter de Fran, logra que Luz se enamore y experimente el amor desde un espacio nuevo, en este lugar lo pre-establecido queda fuera y el permitirse experiencias diferentes es el motor de esta aventura desbocada.
Se intuye que Adrián Silvestre no busca situar limites morales, ni tampoco destituirlos. Sino que otorga libertad al espectador para que este saque sus propias conclusiones. Los objetos amorosos es una invitación a empatizar con temas tan importantes como la migración o el desprejuicio humano.
Isabel Fres
2. La maldita primavera (Marc Ferrer, 2017)
Marc Ferrer nos narra una historia de forma casi improvisada y con la intención de divertirse y entretener, habla de ser feliz, de la música pop, de la fogosidad fugaz de las relaciones, de la juventud y de los extraterrestres que nos rodean. Papa Topo es un grupo musical que junto a Marc Ferrer, que también hace de actor, nos guiarán a través de toda la película, como si de Richard Lester y los Beatles se tratara. Lo mejor de la noche y ésto fue un acierto, es que Papa Topo nos ofreció un pequeño concierto de cuatro canciones antes de empezar la película, presentando su último videoclip en primicia también dirigido y realizado por Marc Ferrer, que hizo que todo el público entrara en sintonía con la película antes de empezar.
3. Como la espuma (Roberto Pérez Toledo, 2017)
Estuve en el rodaje de ésta película y vi como Roberto Pérez Toledo junto a Jose Martín Rosete con su cámara a cuestas, enfrentaban tres semanas de rodaje con quince actores protagónicos y un montón de extras. El rodaje fue casi como una fiesta, había bebida, ponían música, se producían situaciones de todo tipo y desnudos veraniegos, un poco como lo que Roberto intentaba transmitir en esta película que, como él bien dijo en el Festival D’A: “estaba seguro de que era una película que debía estrenar en verano”.
Las relaciones personales y los conceptos sentimentales se bañan en esta película que a los seguidores de Roberto encandilará. Se puede decir que ya tiene su sello, su propio estilo y que es fiel a sí mismo, igual que es fiel a muchos de los actores que lo acompañan siempre y con los que repite aquí. Habrá opiniones de todo tipo, pero está claro que lo que rueda lleva su marca. Sentimientos, sexo, desamores, situaciones graciosas. Sus historias cortas, se van haciendo largas. Como la espuma (2017) es un juego de encuentros, reencuentros y desencuentros, bañados por la orgía que sirve de trasfondo para diversas situaciones pintorescas.
6 Cuestiones sobre Como la espuma
1-¿Lo de empezar la película con un flashforward era una idea de guión o se gestó en montaje? ¿Cuál era tú objetivo?
Estaba tal cual en el guión. Me gustaba mucho la idea de comenzar «in media res» y luego contarle al espectador cómo llegan los personajes hasta ese punto para, a continuación, seguir con la historia. No es que sea un recurso demasiado original a estas alturas, porque se usa mucho actualmente en televisión, pero en mi caso, la película me pedía arrancar con una secuencia que fuera una declaración de intenciones en sí misma, que pusiera las cartas sobre la mesa desde el primer minuto, con intimismo, disparate y romance al mismo tiempo.
2-¿Qué querías conseguir en concreto con la decisión de poner los intertítulos?
No es algo nuevo, los intertítulos los he usado en «Seis puntos sobre Emma», en «Los amigos raros» y en unos cuantos cortos. Para mí son como los capítulos en un libro, y en el caso de una película tan coral como esta, me ayudan a marcar el paso del tiempo, a conducir al espectador por las distintas historias y a encontrar puntos en común en el devenir emocional de todos los personajes.
3- ¿Que te pareció el recibimiento del publico del D’A y como viste sus reacciones entorno a la película?
Estoy muy satisfecho. Creo que, más allá de lo que te dice la gente al final, hay una energía que palpas o no durante el visionado. Y me gustó sentir esa energía positiva y percibir que la gente estaba entretenida y pasándoselo guay con la peli. Ese era el objetivo. Por lo demás, me ha encantado formar parte de la programación del D’A. Ojalá que ocurra muchas veces más con futuros trabajos.
4- Hubo muchas risas en la sala, algunas se produjeron en momentos en los que no había un gag previsto o un diálogo chistoso, sino que había algunas miradas de los personajes, que acompañadas por el silencio provocaban la risa del espectador. ¿Por qué crees que es?
Eso es lo que más me gusta y más ilusión me hace. Para mí es la prueba de que el público está dentro de la historia, acompañando y entendiendo a los personajes y compartiendo lo paradójico y surrealista de lo que les sucede. Es lo que busco siempre como director y guionista: la complicidad del espectador.
5- La gente tiene personajes de sobra para decidir con quién quedarse. ¿Tú te mojarías en la piscina diciendo cuál de las subtramas crees que funcionará mejor?
Ojalá que funcionen todos. Ese es mi deseo ahora mismo, que arranca el recorrido de la película. Como la espuma es un todo de 93 minutos y he intentado que cada minuto interese y entretenga de la misma forma. Hay espectadores que ya me han dicho que se identifican con algo de cada uno de los personajes, y ese es el mejor elogio que me pueden decir.
6- Define con 3 palabras la película.
He intentado hacer una peli divertida, humana e imprevisible. Espero que para el público también lo sea.
Sergio Morente
4. Converso (David Arratibel, 2017)
La pantalla en negro y un texto que aparece en ella con el interrogante: «¿Padre?» mientras suena de fondo el tono de una llamada telefónica. La respuesta: La persona con la que intenta hablar no está disponible o está fuera de cobertura, por favor inténtelo más tarde. Aparece una enorme imagen de Dios dibujada en la cúpula de una Iglesia.
Así arranca este inteligente documental de David Arratibel, que tiene ya un doble juego en su título: Converso, tanto del verbo conversar como de la conversión a otra creencia religiosa. El director se encontró años atrás ante una situación bastante peculiar en nuestros tiempos: en un corto espacio de tiempo, los miembros de su núcleo familiar se convirtieron al catolicismo uno tras otro. Ello le llevó a sentirse desplazado de sus hermanas y madre, y a tener un conflicto familiar siempre que surgía el tema que no deseaba tener. Él, agnóstico, no podía entender qué podía haber llevado a sus seres queridos a realizar esta conversión. Su forma de canalizar este conflicto fue este proyecto cinematográfico, que seguro que le sirvió a él de terapia personal: se sentó en una silla y convirtió el confesionario de sus familiares en el suyo propio, en una atmósfera íntima y personal, reconstruyendo los sucesos y reviviendo anécdotas ante las cámaras, logrando así capturar una gran espontaneidad en las conversaciones.
El film parte con la premisa de un gran interrogante cinematográfico: Si el Espíritu Santo entra en nuestra casa, ¿es posible hacer una película sobre él?. No obstante, el mismo director admitió haber fracasado en la contienda, y sigue sin comprender qué puede llevar a alguien a convertirse al catolicismo. Pero el resultado del documental es fabuloso, y trata con gran sensibilidad el cariño, las ausencias, las distancias, el vacío… sin perder en ningún momento el sentido del humor, siempre presente. Y durante el visionado del mismo, es complicado que a uno no le venga a la mente la familia Panero, retratada en el magnífico documental de El Desencanto, de Jaime Chávarri; de hecho, la misma hermana lo termina mencionando al percatarse de la situación.
Resulta lindo que al final, el elemento que sirve para reunir de nuevo a la familia, sea el paso de David Arratibel a animarse a cantar junto a toda su familia una especie de canto gregoriano. La música no entiende de diferencias. Como dijo Cortázar: “Música, melancólico alimento para los que vivimos de amor”.
Algunos instrumentos como las trompetas incitan al valor. Otros, como la flauta, a la dulzura. Y hay otros, como el órgano, que arrebatan el alma a lo celestial.
-Aristóteles-
Rubén Seca
Coloquio con David Arratibel y Carlos Losilla tras la presentación de Converso en D’A Film Festival. 4 de mayo de 2017. Vídeo Rubén Seca.