Encuentro y entrevista con Nina Menkes en Cannes
Nina Menkes, cineasta estadounidense de raíces judías y posiblemente, la última verdadera cineasta underground estadounidense. Uno revisa todo su trabajo y podría pensar perfectamente que es la hija en alma de John Cassavetes y Maya Deren, pues cada pieza realizada por ésta es tan única, pura y verdadera que, para los amantes de un cine más introspectivo y en primera persona, ver sus obra resulta una auténtica delicia. Recientemente salió la noticia de que la empresa de restauración de Scorsese se disponía a reeditar toda su obra para que resultara más accesible (aunque en su página web que dejaré al final del artículo, se puede ver todo lo que ha hecho) ese fue el motivo para que contactase con ella y tener una entrevista de carácter más monográfico sobre toda su obra que abarca la ficción, el documental y el videoarte, que ha estado expuesta ¡ni más ni menos, que en el MoMa! Y cuál fue mi sorpresa que, una vez hubo accedido a una entrevista via mail y yo se lo agradecí, declarándome abiertamente seguidora de su trabajo y metodología, me invitó a ir con ella a la 71º edición del Festival de Cannes para hacer esta entrevista en persona y de paso, charlar largo y tendido sobre el cine y brindarme su experiencia (es profesora de cine en Los Ángeles). Así que en cuestión de dos semanas, acabé en la Riviera Francesa con una acreditación para el Festival y la sensación de un niño pequeño en la mañana de navidad, a punto de conocer a una de mis máximas referentes en cuanto a estilo y producción se refiere.
Cuando llegó el día de verme con ella, asistí primero a una conferencia que impartió sobre las mujeres dentro de la industria y más tarde, finalmente, pude sentarme con calma y comer con ella. Empecé por preguntarle sobre su concepción del cine y me habló de que ella en realidad no se consideraba ni cineasta underground, ni avant-garde, ella se ve en un limbo donde, dejando de lado lo que aprendió viendo películas (uno de sus referentes es Chantal Akerman), intenta reinventar una y otra vez el cine moderno, mezclando todo tipo de técnicas y recursos para crear en cada una de sus películas, un nuevo lenguaje que considera más que necesario dentro del séptimo arte hoy en día. Su forma de hacer esto se basa en contar historias cuya base suele ser el colapso moral, la violencia, la desolación, la pelea eterna entre lo material y lo físico y la exploración de uno mismo. No es de extrañar entonces que todas sus piezas tengan un carácter casi dantesco, de descenso a los infiernos para poder salvarse a uno mismo aunque esto termine por la autoinmolación de uno mismo. En relación al lenguaje -me explicó y al mismo tiempo me abrió los ojos con numerosos ejemplos- de como las formas clásicas que hemos heredado del cine de D.W. Griffit se limitan a dejar al hombre como sujeto y a la mujer con objeto mediante técnicas fotográficas a las que estamos más que acostumbrados. Y enumero los siguientes ejemplos que escribo a continuación.
- Uso del POV (point of view)
El hombre mira a la mujer, desplazándola de objeto a sujeto como en la secuencia de Rita Hayworth nadando en “The Lady of Shanghai” donde es mirada a través de un telescopio.
Por mucho que en otras cintas haya hombres filmados desde el punto de vista femenino, nunca lo vemos convertido en objeto.
En su film “Magdalena Viraga” ella revierte este objeto, usando también el punto de vista pero manteniendo a la mujer como sujeto.
- Uso del Slow Motion
En los años 70 se pone de moda y en una película como “Carrie” de Brian de Palma, se filma la secuencia de la ducha a cámara lenta, con una luz difusa y música suave haciendo de esto un especie de ambiente de fantasía del que nunca veremos al hombre filmado igual.
- Triangulaciones en el espacio
Los hombres suelen estar filmados en una triangulación que crea un ambiente y una perspectiva real como en la escena de la piscina de “Raging Bull” donde la mujer queda completamente apartada y aunque escuchamos la voz de un personaje que está más lejos del grupo que de ella, la voz de ella es borrada y no se le oye nada.
- Fragmentación
Esta es seguramente una de las técnicas más usadas y que tenemos más interiorizadas que es la fragmentación del cuerpo femenino en planos, viéndolo una vez más como objetos para el placer masculino como en la escena del cubito de hielo de “Do The Right Thing”.
Aunque este tema puede escamar a más de uno, no se puede negar que, analizando toda la historia del cine, estos recursos, junto a muchos otros, siempre acaban objetificando a la mujer. Nina lo llama el lenguaje de la opresión pero rápidamente me aclara que el problema en sí tampoco lo tiene el lenguaje clásico, sino la forma en la que se usa. No duda en ejemplificarme películas como “White Material” de Claire Denis o “The Rosa Parks Story” de Julie Dash, donde se utilizan esos mismos recursos pero sin rebajar la figura femenina.
Continuando con la mujer en el cine, cuenta como triste anécdota que su ópera prima y la de Julie Dash (es buena amiga de ella), fueron un éxito de crítica hasta en Cannes, pero nunca interesaron a nadie en la industria estadounidense, por lo que comenzó a producir ella misma sus películas y piezas de videoarte, lo que le permitió una mayor libertad y el manejo completo de varios aspectos, como la producción y la dirección fotográfica. Aquí aproveché para hablarle de esto último ya que ella ha rodado desde los 8mm hasta en digital. Con curiosidad, le pregunté que había hecho que hoy en día continuase mezclando las técnicas para realizar su trabajo y haciéndome reflexionar, respondió que aunque viviésemos en la era del cine digital, cada película, corto o pieza de videoarte requiere un material diferente porque el cine debe de mantenerse como algo artesanal, al igual que la pintura o las instalaciones dentro de las bellas artes.
Regresando a la temática de sus películas, me habló de que ella veía que la búsqueda de la identidad solo podía existir cuando nos encontrábamos en un entorno hostil y que la gente solía confundirlo con entornos peligrosos, pero en realidad, una persona que viviese, por ejemplo, en un barrio tranquilo y llevase una buena vida, podía empezar a percibir como lo material empezaba a aprisionarlo y la única forma viable para explicar esto, es rodar todo lo que hace el personaje, no escenas sueltas como suele acostumbrar el cine más intimista.
Aproveché para preguntarle por su paso por el MoMa y el tema del videoarte, comentándome que quizá seguiría ahora su carrera por ahí porque lo veía como una plataforma mucho más verdadera y libre que la de la producción cinematográfica, ya fuera en su formato clásico o independiente.
Después de esto ya nos enfrascamos en una interesantísima conversación sobre nuestros gustos cinéfilos y antes de irme me insistió con ganas en algo que quería que, tanto yo como todas las jóvenes directoras, debiamos saber y me repitió hasta la saciedad que no dejase de luchar, que rompiésemos las losas que intentaban ponernos encima e hiciésemos el cine que a nosotras nos gustaba, pues el género no dejaba de ser una construcción social y más en estos temas, por lo que, no debíamos rendirnos en ningún momento, ya que el futuro del cine nos necesitaba.
Mentiría si no dijese que me fui prácticamente en una nube y con la sensación de haber aprendido casi más en el rato que estuve con ella que en los años de escuela -sin ánimo de ofender-. Conocer a una cineasta de este calibre y que tiene una concepción del cine tan clara, ha sido la mejor experiencia que haya podido vivir hasta la fecha en lo que se refiere a contactos profesionales. Solo espero poder volver a coincidir con ella en un futuro porque si ya me había dejado marca antes de conocerla, ahora era casi una persona nueva. Desde aquí, Nina, muchísimas gracias por ser como eres y compartir tu talento con los demás.