Jonas Mekas in memoriam
Jonas Mekas, nacido en 1922, ha sido hasta el día de hoy el máximo exponencial del cine independiente. Con un ojo especial para captar la belleza de lo común y mundano, Mekas terminó siendo el padre del cine en primera persona. Siempre con una cámara en la mano, grabando todo lo que le rodeaba ya fuese en película o digital, hasta sus últimos días. No ha existido nadie más como él en el mundo del cine de ficción o documental y es que esa mirada especial que tenía para construir sus piezas grabadas años atrás, es lo más parecido a la poesía pura que se ha visto en la gran pantalla. Esto no es de extrañar ya que Mekas de joven, a parte de formar un pequeño grupo de teatro con su hermano antes de la Segunda Guerra Mundial, contaba en su libro Ningún lugar adonde ir (I have nowhere to go), como solía irse a dormir al granero de un vecino cercano a su pueblo, que era escritor, para así poder pasarse toda la noche con un libro en la mano. Fue enviado a un campo de trabajo durante la ocupación alemana pero hacia el final de la guerra, pudo escaparse para llegar a Estados Unidos, lugar que terminaría siendo el protagonista de la mayor parte de sus piezas. Mekas no solo nos mostró una sociedad cambiante y las constantes migraciones, sino que nos puso un visor para observar la vida cotidiana propia y la de los suyos para que aprendiésemos a encontrar lo bello en lo común.
A lo largo de su vida se juntó con artistas de la talla de Andy Warhol, Nico o Allen Ginsberg pero nunca se dejó arrastrar por la corriente autodestructiva de estos iconos de la imagineria popular. También publicó escritos sobre cineastas abandonados que consideraba necesario recuperar para que la gente tuviese en cuenta su obra como fue su artículo sobre la madre del underground, Maya Deren.
Es importante destacar su Reminiscences of a Journey to Lithuania (1972), donde nos narra su vida desde su huida de los nazis hasta su llegada a Brooklyn y, años después, su viaje de vuelta a su país natal, fundamentado en la pasión por capturar la intensidad de los momentos.
La filmografía de Mekas es extensa y es que la cámara era como una prolongación de su mano. Cuando estrenó en 2001 As I Was Moving Ahead, Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty, recorriendo durante 5 horas unas filmaciones de dédacas atrás, continuó demostrando que era el único capaz de, como hace referencia el título, capturar la belleza del día a día, de la vida y de esa mirada en primera persona que todo artista tendría que tener.
Desde 1962 hasta hoy no dejó de grabar e ir subiendo piezas en su propia página web. Mekas es un ejemplo a seguir no solo en el mundo del cine, sino del arte en general, pues no ha existido alguien con una mirada así y un ansia por seguir creando como la que tenía él.
Sé que ningún artículo de los que se escriban estos días, incluyendo el mío, podrá hacerle verdadera justicia a todo el patrimonio y legado que Mekas ha dejado al mundo. Hoy se ha muerto un hombre, un cineasta, un autor, pero sobre todo, me atrevo a decir, como una humilde cineasta que lo tenía de referencia, una parte del mundo del cine.
Hasta siempre, joven lituano.
PD: Sus trabajos son fácil de encontrar en youtube, su web y comprar por internet, no os los perdáis.