Top 10 de la Berlinale 2019: Parte I

Tras 18 años en la Dirección del Festival, esta edición supone la despedida de Dieter Kosslick de la Berlinale, a la cual ha aportado muchas cosas a lo largo de sus ediciones, como la creación de nuevas secciones, generar sinergias entre las nuevas generaciones con el Berlinale Talents, y consolidar la Berlinale como uno de los Festivales más atractivos y agradables para el público, entre otras cosas. No obstante, también se empezaba a notar cierta decadencia en las últimas ediciones, y la posible regeneración y novedades del Festival a partir del año que viene en manos de Carlo Chatrian se espera con altas expectativas.

Berlinale, Festival político por antonomasia, ha sufrido no obstante en esta edición una posible censura por parte de China para con la película nueva de Zhang Yimou, programada en la Sección Oficial y que fue retirada por supuestos problemas técnicos.

El gran evento de esta Berlinale ha sido sin lugar a dudas la reposición de Satantango en el 25 aniversario de su estreno en Forum; una proyección realizada en el Delphi Filmpalast que tuvo a los espectadores –el que suscribe este artículo incluido- más de diez horas dentro del cine extasiados para presenciar el visionado de una de las grandes obras maestras del séptimo arte, cuyas ocho horas de metraje se proyectaron seguidas realizando un par de pausas ligeras entre medio, y que culminó con un coloquio de casi una hora con el retirado director de culto húngaro, Béla Tarr. 

A continuación mi selección de películas de esta edición:

  1. So Long, My Son

Di jiu tian chang resultó la sorpresa más grata de la Sección Oficial de este año. Una película de gran sensibilidad que recorre en sus tres horas de metraje las vidas de dos familias a lo largo de tres décadas de agitación social, política y humana en China, desde 1980. Tras la pérdida de un niño en un trágico accidente, sus caminos se separan. Los destinos van y vienen, y las fortunas se transforman bajo el impacto del rostro cambiante de un país. Sin embargo, a pesar de que sus vidas divergen, sigue existiendo una búsqueda común de verdad y reconciliación en torno a la tragedia. So Long, My Son hace una crónica de las personas y de una sociedad en plena transformación, en la que las relaciones humanas y la evolución tumultuosa de una nación están inevitablemente e inextricablemente entrelazadas. El título del filme es homónimo a una famosa canción en China que prácticamente todos conocen allí; la idea era que fuera  el leitmotiv. En palabras del Director: “el hombre siempre desea volver a sus raíces, pero la sociedad no deja de avanzar sin parar.” En China existe el proverbio de “hay que mirar hacia el futuro, hay que olvidar el pasado”. Wang, que entiende que esto se promoviera durante la Reforma Económica China para intentar levantar el país, considera no obstante que resulta imprescindible para cualquier país recordar el pasado para así poder tener unos pilares sobre los cuales levantar una sociedad, y curar sus heridas, sin repetir los errores. Wang plasma el complejo trasfondo político de las últimas décadas sin juzgar, denunciando de forma distante y mostrando que en China hay muchas realidades distintas: nada es blanco o negro.

Uno de los grandes aciertos de la película es el guion, arriesgado en su estructura no lineal, con juegos constantes de elipsis y flashbacks, que requieren constantemente del esfuerzo y complicidad del espectador para seguir la narración. Pero esta fórmula a modo de mosaico logra hacer que tres décadas fluyan con total naturalidad y que el espectador se sienta satisfecho al completar el puzle. Todo está hilado con gran precisión. En palabras de Wang: “El cine no es vida, y la vida no es cine. El sentimiento tenía que ser el que narrara la historia. Recordamos nuestra vida en fragmentos.”. Wang, que fue uno de los directores chinos independientes pioneros de los años noventa, es uno de los pocos maestros que sigue siendo fiel a su estilo calmado y manteniendo su profunda preocupación por la humanidad, en medio de un frenesí de cine comercial en el actual mercado chino. Un artista y artesano que cuida sus encuadres y la estética, con un elegante estilo clásico. Cabe destacar a su vez su tolerancia y comprensión con sus propios personajes creados, y la gran labor por parte de los actores para darles vida y cargar con el peso emotivo de la película gracias a sus enormes interpretaciones. Merecidos premios a ambos actores, que logran transmitir al espectador la profundidad de ambos personajes a partir de pequeños matices. En definitiva, So Long, My Son es uno de esos dramas milagrosos que aparecen de vez en cuando y que logran calar hondo. Imprescindible.

Wang Xiaoshuai, China | COMPETICIÓN

          2. Systemsprenger

Systemsprenger es el debut en la ficción de Nora Fingscheidt, una joven realizadora alemana con mucha proyección por delante y que hasta la fecha se había dedicado principalmente al documental. Fue precisamente filmando un documental donde la directora alemana escuchó por primera vez el término que da título al filme y quedó profundamente impactada. En alemán no es una palabra reconocida oficialmente, pero viene a significar algo como “los que no encajan en el sistema”, y se utiliza como jerga en los centros de menores para denominar a los más conflictivos que van saltando de un centro a otro. Tras investigar sobre el asunto, pronto se dio cuenta que dicho tema no debía abordarlo con un documental, sino que debía ser ficcionado. En sus palabras: “Quería crear una experiencia cinematográfica audiovisual salvaje y enérgica que no pretendiera ser una realidad. Porque la realidad es mucho peor.” No obstante fue consciente que debía aproximarse al tema de forma fidedigna, y para ello estuvo varios años colaborando y ayudando en centros de menores, centros psiquiátricos infantiles y escuelas de asistencia educativa, conociendo todo tipo de casos problemáticos. Al largo proceso de investigación se sumaron años de escritura y reescritura del guion, hasta conseguir este fabuloso arco dramático cuidado al milímetro. Cabe destacar que el guion participó en bastantes Festivales y se alzó con tres premios importantes durante el proceso.

Fruto de ello, terminó por dar vida en la película como protagonista a una chica de 9 años llamada Benni (diminutivo de Bernadette) extremadamente violenta y desagradable cuando se lo propone, y que ha ido pasando por distintas familias de acogida, escuelas especiales y centros de menores. Prácticamente nadie puede tolerarla. Benni desea poder volver a vivir en casa con su madre y sus hermanos, pero incluso su madre biológica no se siente capaz de lidiar con ella, y por ello se encargan de Benni los servicios sociales. Sin revelar más detalles narrativos, sí que puedo adelantar que se trata de una película muy emotiva que va transportando al espectador de un extremo a otro, a ratos visceral, a ratos sensible, y que tras finalizar el visionado le deja uno compungido en su asiento. En mi caso, llevé conmigo dicha sensación durante bastantes horas tras la proyección. La directora trata no obstante la dureza del tema con distancia y con mucho cuidado. Muestra de su tacto con el tema, es el cómo fue el modus operandi durante la preparación del personaje con Helena, la joven actriz protagonista: debido a la crudeza y la violencia del personaje, tanto en la preproducción como en el rodaje, Nora Fingscheidt se aseguró de hacer tomar consciencia a la joven actriz preguntándole en cada escena como actuaría ella como persona, y como actuaría Benni como personaje, marcando así una distancia entre persona y personaje. El trabajo realizado con Helena es seguramente lo más destacable de toda la película; es uno de esos personajes que una vez has visto ya no logras olvidar jamás. La joven actriz tiene una larga carrera por delante. Detrás de todo chico o chica conflictivos hay una historia, unas circunstancias, un conflicto interno. La película nos invita a empatizar con estos Systemsprenger y poder comprenderlos un poco mejor, a pesar de lo desagradables que puedan llegar a ser.

Nora Fingscheidt, Alemania | COMPETICIÓN

           3. Staff Only

Tras seis años desde el estreno del premiado filme La plaga, que tuvo su estreno precisamente también en la Berlinale, la directora catalana Neus Ballús ha estrenado su nueva película Staff Only en la sección de Panorama. Neus, que proviene del documental, se ha aventurado con este filme a realizar su primer largometraje de ficción, y el resultado es muy notable. Aprovechando sus virtudes, ha centrado gran parte del peso de la película en las interpretaciones de actores no profesionales que actuaban por primera vez, acompañados únicamente de Sergi López como actor profesional. El resultado es que se sienta una autenticidad palpable en cada escena. Para ello, hizo un cásting donde buscaba conocer a las personas y ver quién podía encajar mejor en los personajes confeccionados en el guion. Magnífica labor de co-escritura entre ella y Pau Subirós una vez más. La historia se desarrolla en Senegal, en un resort turístico. Sergi López interpreta a un empresario del mundo hotelero, y aprovecha su viaje de negocios en Senegal para llevar consigo a sus dos hijos, la protagonista, Marta, y su hermano pequeño. Marta se siente desencantada con el típico viaje donde todo está organizado y reducido a lo turístico, y se interesa más por los trabajadores del hotel, especialmente por Khouma, un chico senegalés que se encarga de filmar a los turistas y editarles un vídeo de recuerdo. A medida que se acerca a él y le va conociendo, Marta va descubriendo los intrínsecos del negocio del turismo en Senegal y la gran desigualdad que hay detrás. Bajo este pretexto, Neus hace un retrato del turismo occidental en África y la impresión o percepción que se llevan éstos del continente, que dista bastante de la realidad, que sí muestra Neus a modo de pequeño extracto.

Detrás de todo ese contexto, la película se centra en Marta y su adolescencia, eje alrededor del que gira el filme, en esa edad donde creemos ya ser adultos y no somos conscientes de que no tomamos decisiones todavía con la madurez de un adulto, y que pueden tener consecuencias para otros. En su aproximación a Khouma, Neus encuentra la excusa perfecta para tomarse una libertad creativa dentro del engranaje que supone el rodaje de una ficción, y lo hace a partir de la pequeña cámara de vídeo que utiliza Khouma y cuyas grabaciones son mostradas en la película repetidas veces. A partir de esta cámara, Neus pudo filmar por su cuenta acompañada solamente del sonidista y de los actores, y crear así escenas más íntimas de los protagonistas, así como retratar el entorno de forma más documental, su zona de confort. También dejó a los propios actores filmar con esta pequeña cámara. Filmada en catalán y francés, la película fluye con naturalidad y logra crear una atmósfera propia en este entorno extraño para los personajes, con el tono adecuado, y consigue emocionar al espectador. Ha sido seguramente una de las mayores sorpresas de esta Berlinale. Le auguro un buen recorrido por Festivales.

Neus Ballús, España | PANORAMA

            4. Erde

Si en su anterior documental titulado Homo Sapiens el director austriaco plasmaba su mirada en como la naturaleza se apoderaba y degradaba antiguas construcciones abandonadas por nosotros, y mostraba las limitaciones de la existencia humana, en esta pieza titulada Erde (Tierra), hace lo inverso: la naturaleza mueve a diario a través de ríos, viento y elementos naturales aproximadamente 70 millones de toneladas de materia; el ser humano prácticamente el doble. A partir de esta premisa, Nikolaus Geyrhalter acude a siete países distintos a observar distintas acciones humanas en construcciones o excavaciones donde se altera la naturaleza a gran escala. Cada capítulo empieza con un plano aéreo, en el que se puede asociar al ser humano con las hormigas, trabajando su entorno; solo que a una escala extremadamente mayor y apoyados por máquinas que asustan. En palabras del Director: “Si vemos la Tierra como un organismo, entonces la corteza terrestre, como la piel, es el órgano más delicado. Quería ver más de cerca las heridas que estamos infligiendo a la Tierra. Para mí era importante mostrar lugares y acciones que desencadenan asociaciones y hacen pensar a la gente.” Filmado cuidando mucho la estética, las imágenes son un combinado de belleza, fascinación y terror al mismo tiempo. Las imágenes que empiezan siendo pinturas abstractas a vista de águila, bajan a ras de suelo para investigar el entorno siendo manipulado por las enormes máquinas, acompañado de entrevistas a las personas que trabajan en dicho lugar: algunos faltos de una mayor perspectiva del asunto, otros con consciencia.

Sin juzgar lo que filma, el director plasma una realidad mostrando ambos puntos de vista: la necesidad de la humanidad y su creciente población de seguir extrayendo recursos naturales del planeta, en contraposición a la insostenibilidad de seguir haciéndolo desde una perspectiva medioambiental a un ritmo cada vez más acelerado debido a la evolución de la maquinaria. En opinión del que suscribe este artículo, el sistema capitalista parece no ser consciente de que sus límites topan precisamente con los límites del planeta y con ello de nuestra supervivencia en él. Uno de los personajes, precisamente un minero español, dice que por algún motivo que desconocemos, el ser humano nunca aprende realmente de sus errores y de la Historia; y que a pesar de ser conscientes de que hace falta buscar un nuevo sistema de menos consumo y más consciencia medioambiental, nos cuesta terminar de dar el paso. Contrasta no obstante con el nivel de consciencia de uno de los trabajadores en California, que dice: “La naturaleza nos planta cara cuando le robamos su materia. Pero nosotros tenemos siempre una máquina más grande, un motor más grande, y si no siempre tenemos dinamita. Siempre ganamos. ¿O no?”. Y sin quererlo, desde la prepotencia este trabajador precisamente plantea la pregunta fundamental. En palabras de Geyrhalter: «Desde Homo Sapiens lo veo todo muy relajado, porque a través de esta película he aprendido que el mundo y la naturaleza de alguna manera lo lograrán. Siempre que hablamos del fin del mundo, en realidad nos referimos a nuestro fin como humanidad.” Una película que a pesar de parecer fatalista, ofrece en realidad esperanzas y abre el debate ecologista.

Nikolaus Geyrhalter, Austria | FORUM

         5. Buoyancy

La película transcurre en la zona rural de Camboya, donde un chico de 14 años llamado Chakra trabaja en los campos de arroz con su familia. Chakra anhela la independencia y busca un agente local que pueda conseguirle un trabajo remunerado en una fábrica tailandesa. Sin decirle a su familia, decide viajar a Bangkok para intentar hacer fortuna, y huye de este modo en secreto a través de la frontera para llegar finalmente a Tailandia. Pero allí él y su nuevo amigo Kea se dan cuenta de que el corredor les ha mentido. Tanto Chakra como Kea, junto con otros camboyanos y birmanos, son vendidos a un capitán de pesca como esclavos. Este es el punto de partida en el que se basa Rodd Rathjen con la intención de plasmar algo que le impactó mucho una vez lo descubrió: la gran escala de la esclavitud y la explotación modernas en Tailandia. Desde entonces entrevistó a muchos sobrevivientes que regresaron milagrosamente a Camboya o terminaron en un limbo en refugios en Tailandia. Las historias de supervivencia que estos valientes hombres compartieron con él supusieron la inspiración y la necesidad de realizar este proyecto.

El filme destaca por la dinámica de la cámara, siempre con una atención inquebrantable de como se ve y se siente todo, buscando una proximidad claustrofóbica en el desarrollo de las confrontaciones en el barco pesquero, que le brinda al espectador una experiencia sensorial aguda, y a experimentar el ritmo de trabajo a bordo del barco pesquero. Esta proximidad refuerza la tensión psicológica entre los personajes, y sus fuertes conflictos internos. La película, precisamente con una gran ausencia de diálogos, juega a reforzar los silencios, y a partir de una cámara observacional alentar a la audiencia a acompañar a los personajes y especialmente a nuestro protagonista en su batalla interior, intentando mantener la cordura y la concentración, aferrándose a sí mismo, en medio del caos y la violencia. Para el Director, era muy importante plasmar esta realidad que está sucediendo día a día en Tailandia, con la mayor crudeza y autenticidad posible; por ello decidió no coger actores profesionales y buscó a personas que quisieran actuar por primera vez. Y fue incluso más allá: buscó a supervivientes que hubieran logrado escapar de esta esclavitud y que pudieran interpretar a la perfección el duro trabajo a bordo de estas embarcaciones pesqueras, y captar con ello una verdad muy cruda. Y el resultado conseguido con ello es muy notorio; el filme rebosa de intensidad, y tras un periodo de tiempo fílmico en el mar, a bordo del barco, uno empieza a cuestionar si está ante una especie de pesadilla alegórica. Película de denuncia muy necesaria, que no basa su fuerza exclusivamente en el importante mensaje sino que lo desarrolla con un gran abanico de herramientas cinematográficas muy bien empleadas para construir esta ficción y transmitir el mensaje deseado.

Rodd Rathjen, Australia | PANORAMA

La segunda parte del top 10 de la Berlinale en el siguiente link: https://camerastylo.ecib.es/2019/02/28/top-10-de-la-berlinale-2019-parte-ii/ 

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