“Silverlake Life: The View From Here” Una mirada en primera persona a la pandemia del SIDA
El pasado 1 de diciembre y como cada año desde 1988, conmemoramos y damos visibilidad a la lucha contra el VIH/SIDA, la peste rosa como se llamó en aquellos tiempos por las graves consecuencias que tuvo en la comunidad LGTBIQ+ y que, a día de hoy, sigue afectando a más de 40 millones de personas. En tiempos de pandemia en los que estamos no está de más recordar esta que, desde hace más de veinte años, nos sigue afectando.
Como recordatorio de que esta lucha sigue en pie y queriendo honrar la fecha mencionada anteriormente, me gustaría compartir y analizar con vosotros el documental que, según mi parecer, ha tratado la enfermedad y sus consecuencias en el cuerpo humano.
“Silverlake Life: The View From Here” (1993) irrumpió en en el festival de Sundance de 1993 ganando a mejor documental cuando ya uno de los directores y ambos protagonistas habían fallecido. La pieza, rodada en primera persona con cámaras caseras y cintas de vídeo nos muestra a Tom Joslin y su novio Mark Massi, ambos cotagiados de VIH y ya en fase de SIDA, durante su día a día y la lucha constante que suponía vivir en aquella época, en los que ambos ya estaban mentalizados en cuanto a que la muerte les iba a llegar tarde o temprano.
Si bien solo con mirar la ficha técnica ya conocemos el desenlace del documental, en el arranque se nos presenta a Peter Friedman, antiguo alumno de Tom en la universidad (Tom era profesor de cine) con el dossier del documental en la mano en el que él aparece inicialmente como montador y entre paréntesis, director en caso de health dissaster. Es entonces cuando Tom toma varias cintas para empezar a montarlo y entramos por fin a ver los clips grabados por Tom, que van aproximadamente de diciembre del 89 a junio del 90.
En este momento es cuando empieza de verdad el documental, siendo este dedicado por el mismo director a su pareja Mark. El hecho de que la película esté rodada a modo de diario con cámaras como con las que se nos grababan vídeos caseros a nosotros de pequeños, hace que cada momento que se nos muestra, por pequeño que sea, tenga un fuerte impacto en la audiencia. Una de las primeras escenas que te hacen ser consciente de la gravedad de su estado de salud es cuando Tom se graba intentando comprar una maceta pero tiene que desistir al no poder separarla del resto de macetas y necesita regresar al coche y echarse un rato a descansar. También se nos van mostrando las visitas médicas tanto de Mark como de Tom sin pudor alguno, viendo como llegan a recurrir incluso a terapias alternativas que no tienen ningún respaldo médico, mostrando así la desesperación por frenar el avance de la enfermedad.
Cuando en navidades y fin de año la pareja va a pasar las fiestas con la pareja de Tom, no solo obtenemos testimonios en primera persona de lo que la familia opina de la enfermedad, homosexualidad y la pareja (todos lo llevan bien menos el padre, que hace una aparición muy breve), sino que descubrimos que años atrás, el propio Tom, cuando todavía era estudiante de cine, grabó un breve documental sobre el deterioro y la muerte de su pareja en aquel momento, dándonos cuenta y encontrando así más pistas para saber que Tom está haciendo lo mismo, solo que consigo mismo y con Mark. En el metraje solo podemos atisbar un par de planos de esta pieza pero me ha resultado imposible encontrarla completa.
Ese mismo Año Nuevo nos enteramos por el propio Tom que ha tenido que pasar la noche en urgencias y es a partir de aquí cuando empezamos a ver el declive físico de la pareja.
Es interesante comprobar como tanto Mark como su familia y amigos están comprometidos al 100% con el proyecto de Tom y es que como si de su testamento en vida se tratase (y una clara declaración de intenciones) se nos permite ver hasta los momentos más privados de ambos, incluyendo una visita a un terapeuta de parejas ya que existen roces entre ambos porque Tom no se cuida lo suficiente y se olvida de medicarse, creando así una sensación dentro de Mark de que ya no quiere seguir luchando por su vida.
Hay momentos realmente duros dentro del documental y quiero hacer hincapié en que al estar grabado en primera persona hace que cualquier floritura o intento de suavizar la situación sea completamente imposible. Vemos como el sarcoma de Mark avanza de forma descontrolada y eso les lleva a, en un hotel, recibir discriminación en la piscina porque incomoda al resto de personas que allí están. Les ofrecen una pequeña piscina privada pero, a pesar de los complejos y el estigma, el propio Mark decide colocarse de espaldas a la gente para que, aunque apartados, puedan ver las marcas en su piel.
Pronto Tom empieza a desgastarse a mayor velocidad y a partir de aquí es Mark el que toma la cámara y sigue grabando, a petición de éste, su estado terminal en la cama. A lo largo de todo el documental hemos ido viendo el deterioro físico entre ambos pero hay un momento en el que podemos ver la gravedad de su estado de salud cuando una amiga fotógrafa va a visitarlos y, con Tom prácticamente ya sin aliento, coloca una foto a su lado de él y Mark antes de infectarse. El coche del aspecto de walking dead (como ellos mismos se refieren a su imagen) y la fotografía de ambos totalmente sanos hace que el espectador pueda comprender; aunque sea a modo de choque, la gravedad de la situación que vivían los infectados en aquellos años.
La muerte de Tom llega el 1 de junio de 1990 y aquí me gustaría animaros con un dilema sobre la ética en el cine y es que, tal y como Tom le había pedido, Mark lo graba entre lágrimas muerto y como se lo llevan los forenses. ¿Es morbo o es una reivindicación? Vemos perfectamente el estado cadavérico de éste y personalmente creo que hay que ser muy valiente por mantener un trozo de metraje así. Yo no tengo problema en reconocer que con esta imagen el propósito de Tom con el documental se cumple al completo porque se nos muestra sin tapujo alguno el estado en el que fallecía esta gente y como se iban deteriorando día tras día hasta el punto de apenas poder comer.
El documental termina con Tom llegando a Los Ángeles para finalizar el metraje, donde vemos a Mark guardar las cenizas de Tom, su funeral y una entrevista a él contando como lleva el luto y como tristemente, aunque llevasen 22 años de pareja, a Tom lo ponen en el parte de defunción como soltero. Y es con el final del documental que quiero recalcar algunos de los momentos más hermosos de todo el filme como es la última escena donde vemos un vídeo casero de los dos bailando cariñosamente, también encontramos otra después de volver del médico en la que Mark baila alegremente al ritmo de la música aunque le han dicho que va a peor o, mi secuencia preferida: al más puro estilo Jonas Mekas, Tom graba Silverlake (la calle en la que vivían en Los Ángeles), sus estructuras, los bancos, la gente que camina, etc, reflexionando sobre la temporalidad y lo efímero de lo físico para después grabar hermosos planos, muy poéticos de su casa y su jardín que nos recuerdan a Eric Pauwels y su forma de mostrarnos su jardín en la “Trilogie de la cabane”.
En resumen, aunque en sí es un documental devastador sobre las víctimas de la pandemia del VIH/SIDA y vemos como la vida se le escapa a nuestros protagonistas, creo que posee una vitalidad inigualable y una sensación embriagadora de disfrutar hasta lo más pequeño de la vida sin que el mensaje sea representado de forma empalagosa. “Silverlake Life: The View From Here” se convierte en una protesta por el abandono de la sociedad y los sistemas médicos a la gente infectada y al mismo tiempo una celebración a la vida. Podéis encontrarla de forma gratuita en YouTube en el propio canal de Peter Friedman.
A continuación os dejo una breve filmografía con documentales y ficciones que creo abarcan el tema de forma muy buena.
- United In Anger: A History Of Act Up. Jim Hubbard and Sarah Schulman. (2012)
- 120 battlements par minute. Robin Campillo. (2017)
- Kids. Larry Clark. (1995)
- Somthing To Live For: The Alison Gertz Story. Tom McLoughlin. (1992)
- El Silencio Es Un Cuerpo Que Cae. Agustina Comedi. (2017)
- Playback. Agustina Comedi. (2019)
- No Sad Songs. Nik Sheehan. (1985)
- Buddies. Arthur J. Bressan Jr. (1985)
- E agora? Lembra-me. Joaquim Pinto (2013)