La lepra en el cine (The house is black y L’ordre)
A lo largo de la historia, los leprosos siempre han sido deshumanizados y marginados, vistos como fenómenos y hasta temidos por su físico y condición. Aunque actualmente los casos de lepra son extremadamente escasos, hace poco más de 70 años, antes de que se encontrase la cura, muchos enfermos de lepra fueron obligados a vivir en colonias apartadas de la sociedad. Muchos miraban a los leprosos con repulsión y utilizaban las cámaras para fabricar mentiras y vender acciones en vez de información imparcial. Otros, intentaron dar voz con sus películas, a estos pobres individuos, abandonados por su gobierno y olvidados por el mundo. Aprovechando la proyección de The House Is Black en la Filmoteca de Catalunya, por el Festival La Inesperada, hace aproximadamente un mes, he decidido hablar de dos cintas que tratan las colonias de leprosos desde la compasión y el respeto y tratan de darles la voz que se les ha privado durante años.
The House is Black (Farugh Farrokhzad, 1963)
“No me impongas el silencio Debo revelar mi secreto Hacer oír a todo el mundo El eco fulminante de mi poema” Fragmento del poema La Rebelión de Forugh Farrokhzad
La primera de las dos películas de las que voy a hablar tiene detrás, como directora a una de las voces más importantes y revolucionarias de la literatura persa, la poetisa Forugh Farrokhzad. Farrokhzad nació en Irán en el año 1935. Escribió sus primeros versos a los veinte años, para ese entonces ya se había casado, divorciado y tenía un hijo del cual perdió la custodia. Su poesía de libertad, feminismo y romance se encontró con la de otros poetas que con esos mismos ideales empezaban a surgir en Irán. Tanto sus versos como su manera de vivir eran de una nueva mujer revolucionaria que se enfrentaba a la sociedad llena de prejuicios morales y religiosos en la que vivía. Su lírica, honesta y personal, rompía con la rigidez de la poesía clásica persa por la utilización de términos populares y coloquiales. Tanto sus poemas como su estilo de vida causaron una gran controversia, por una parte los sectores más conservadores de la sociedad iraní condenaron y censuraron sus obras, por otro lado fue admirada por intelectuales de todo el mundo y se convirtió en un emblema del feminismo en su país.
Farrokhzad creía en un modelo de intelectual que se preocupaba, reflexionaba y se involucraba en las cuestiones morales como expresó en una entrevista que le hizo Bernardo Bertolucci en el año 1963: “Un intelectual es aquel que, además de luchar por el desarrollo externo de la vida, lucha por el avance espiritual de las cuestiones morales, observa esos problemas, los analiza y los soluciona para él mismo”.
Esos ideales son un tema crucial en su obra poética pero creo que donde se ven mejor reflejados es en Khaneh siah ast (La casa es negra, 1963) su primera y única película, y de la cual vengo a hablar en este artículo. La cinta recibió y sigue recibiendo múltiples halagos de parte de grandes directores, dentro y fuera del cine Iraní, como Abbas Kiarostami, quien ha citado a Farrokhzad en alguno de sus films o el crítico y director Mohsen Makhmalbaf quién la catalogó como “la cinta más bella del cine Iraní”.
“En la pantalla van a ver una imagen de la fealdad, un retrato del sufrimiento que sería injusto ignorar.»
«El mundo está lleno de fealdad. Si el hombre aparta la mirada, aun habría mas«
La película, de veintidos minutos de duración, tiene lugar en una colonia de leprosos aislada de la civilización. El film es una combinación de imágenes de la colonia y fragmentos de poemas escritos por Farrokhzad. Su intención no es exclusivamente documentar las vidas de los enfermos sino conseguir involucrar al espectador para que cuestione sus ideas de que representan la belleza y la fealdad. No solo eso, su mirada empática y dispuesta a escuchar busca dar un lugar en la sociedad iraní a estos individuos que han sido marginados y privados de libertad durante años.
Desde el primer plano del film, la directora ya está poniendo en duda nuestra percepción de lo que es bello y lo que es feo. En él vemos a una mujer enferma de lepra, reflejada en un espejo que parece observarnos. La imagen nos pide que tomemos un segundo para pensar lo que vemos y reflexionar. Si alguien al ver a esta mujer por primera vez siente rechazo, os aseguro que tras acabar la cinta, si vuelve a verla, su opinión va a ser distinta. Farrokhzad nos muestra planos parecidos a este durante todo el film y utiliza varios métodos para que estas imágenes se impregnen de significado que nos haga cuestionar lo que vemos, o a través de qué lentes lo vemos. El uso de la poesía hace que, al juntarla con las imágenes, se nos formulen nuevas preguntas que nos hacenreflexionar. El montaje es musical, a veces sigue el ritmo de un hombre cantando, de un niño botando una pelota o de una mujer cosiendo, otras veces, cuando nos muestra algunas escenas en un hospital, el montaje y los movimientos de cámara son juguetones para rebajar la potencia de las imágenes que se muestran.
La constante muestra de la “fealdad” con normalidad hace que esa fealdad se convierta en belleza. Esa normalidad se consigue a través de una repetición constante de imágenes que consiguen una sensación de confort en el espectador. A veces juega a la asociación entre imágenes, gracias al montaje para crear relaciones entre cosas consideradas bellas, como la naturaleza, y la colonia y sus habitantes. Trata a los leprosos como humanos normales, nos muestra sus festividades, las escuelas, las cosas que hacen durante el día y sus diversiones y muestra sus caras, temidas por la sociedad, de la manera más directa posible. Son humanos que también van en busca de la belleza. Hasta las personas que son vistas como feas tienen orgullo por su apariencia.
La cinta también se toma un momento para criticar la religión. En una escena al inicio del film, un grupo de jóvenes enfermos le dan gracias a Dios por bendiciones que no se les han otorgado. Parecen abandonados de la mano de su dios. Aún así, Farrokhzad quiere dejarnos claro que no es Dios quien les ha abandonado sino su gobierno, que para no ver sus deformidades les ha separado de los demás.
Farrokhzad consigue en veinte minutos que entendamos a estas personas, y lo hacemos porque la persona que nos ayuda a entenderlas tiene tanta pasión en lo que cuenta, que sus enseñanzas conectan sin problema con nosotros. The house is black se postula como una denuncia a la indiferencia. Farrokhzad logra, a través de su poesía en movimiento, dar un lugar en la sociedad a esas personas marginadas, aunque este lugar solo esté en la mente de quienes la han visto y en sus recuerdos, que les acompañarán para siempre.
Farrokhzad murió cinco años después de hacer este film en 1967 con treinta y dos años, en un accidente de coche, las causas del cual aún nos son desconocidas. Sea como sea, pese a su corta vida, su poesía e importancia en movimientos revolucionarios nunca se olvidará, y The House is Black siempre será recordada como una de las más importantes películas del cine Iraní y un precioso regalo a la humanidad.
L’Ordre (Jean-Daniel Pollet, 1973)
La segunda película de la que voy a hablar es L’Ordre (1973), dirigida por el cineasta frances Jean-Daniel Pollet. En The House is Black Farrokhzad nos metía de lleno en una colonia de leprosos, nos enseñaba sus actividades, los veíamos en el colegio, rezando, jugando… En L’Ordre, esa realidad ya queda un poco lejos y Pollet vuelve a una de estas colonias ya abandonadas para ver lo que los enfermos dejaron atrás. En paralelo uno de los antiguos habitantes de la colonia cuenta cómo se vivía en ese lugar y como el hecho de vivir marginados afectó a su micro sociedad. Pollet trata temas como la memoria, la soledad, la desconfianza y el aislamiento todo desde una mirada reflexiva y poética.
La colonia en la que se centra la cinta está situada en una pequeña isla Griega llamada Spinalonga. En 1904 los enfermos de lepra que había en el país fueron enviados allí, separados de sus familias, obligados a vivir juntos y prácticamente incomunicados con el exterior. En Spinalonga vivieron durante cincuenta años, algunos se casaron, otros murieron y algunos tuvieron hijos. En 1956 los enfermos de lepra que aún seguían vivos fueron trasladados, otra vez sin poder hacer nada, a un hospital cerca de Atenas donde serían tratados hasta que muriesen.
Raimondakis es uno de esos leprosos que fueron enviados a Spinalonga y condenados a una vida marginal. Sus palabras nos ayudan a comprender cómo llegaron a sentirse los enviados a la isla. Muestra su desconfianza frente a las cámaras de Pollet, por culpa de la cantidad de personas que los han traicionado y mentido, tantos que han llegado con sus cámaras para retratarlos como fenómenos y no como personas, personas con los mismos sueños que los demás y que no quieren ser clasificadas en un mundo separado.
Jean-Luc Godard, hablando sobre Méditerranée (1964), probablemente la película más conocida de Jean-Daniel Pollet, decía: “Después, como una ola, cada empalme viene a imprimir y a borrar en ellos la palabra “recuerdo”, la palabra “felicidad”, la palabra “mujer”, la palabra “cielo”…”
Godard hacía referencia a la manera que tiene Pollet de grabar y montar propia de una cine de ensayo. Los planos aparecen y desaparecen de la pantalla como olas, se repiten, se muestran desde otro punto de vista, cada vez que vemos un plano adquiere un significado distinto, se paran… En l’Ordre esa manera de filmar adquiere un significado completamente nuevo. La repetición de planos y el movimiento de la cámara crea un símil con los exhabitantes de la isla, quienes repetían los mismos trayectos, y observaban los mismos edificios como unos prisioneros. La cámara se mueve entre las puertas, gira las esquinas y saca la cabeza por una ventana en bucle, como una persona que espera algo. Pero como dice Raimondakis, privados de futuro y sueños, lo único que hacen los leprosos en la isla es prepararse y esperar la muerte.