Hacer cine en la adversidad. Cómo ser mujer y cineasta en Afganistán
La Masterclass con Sahraa Karimi, directora y productora afgana, tuvo lugar el 5 de noviembre de 2021, invitada por la Acadèmia del Cinema Català. Este artículo ha sido escrito por Aníbal González y Karla Andrade.
Sahraa Karimi es la primera mujer en dirigir la agencia estatal de cine “Afghan Film”. Después de su primer exilio en Teherán con sus padres, estudió dirección de cine documental en Eslovaquia, dirección de Cine de ficción en Republica Checa, y es la primera y única mujer en Afganistán que cuenta con un doctorado en cine y dirección.
A sus 36 años, su realización cinematográfica tiene como principales protagonistas a las mujeres afganas, cuyas historias buscan ir más allá de los clichés sobre la dramática situación de países en medio oriente. Entre su obra se encuentran films como “Afghan Woman Behind The Weels” (2009) – ganadora de más de 20 reconocimientos – que plantea el problema de la libertad. O en ficción, su “Hava, Maryam, Ayesha” (2019), un relato humano a través la mirada de tres mujeres y los conflictos asociados al embarazo en Afganistán.
Este 5 de noviembre, en la Sociedad General de Autores y Editores, Sahraa Karimi dio de inmediato el tono de la charla. De hecho, la cineasta comenzó por interpelar la Academia de cine catalán para que se desarrollen cursos con participación de migrantes. A los espectadores, también nos recordó la poca curiosidad con los que comparten nuestro espacio de vida: vecinos, choferes de taxi, vendedores, afganos o extranjeros en general. Afirmó entonces que los afganos conocían mucho a propósito de la cultura occidental ya que llevaban tantos años traduciendo nuestros autores, apreciando nuestro cine y leyendo nuestra poesía – al contrario de nosotros, encerrados en una cultura que se cree omnipotente.
A continuación nos brindó estos valiosos consejos para los futuros cineastas presentes en la sala:
– Nos mencionó que el cine es contar historias y es importante saber muy bien qué historia es la que queremos contar y desarrollarla de la mejor manera.
– Nos habló de la importancia de incluir la emoción como eje articulador de nuestras películas. El cine es movimiento y emoción.
– La necesidad de desarrollar la observación, la curiosidad y el escuchar: caminar mucho, visitar museos, reemplazar el uso del teléfono en el transporte publico y estar más atento a lo que pasa en nuestro entorno o si tenemos la oportunidad hablar con nuestros abuelos o cercanos, de quienes podemos aprender mucho a través de sus historias.
– Escribir mucho e imaginar escenarios, que se vincula con la necesidad de desarrollar historias.
– Recomendó leer la «Poética” de Aristóteles y los trabajos de Syd Field como “Cómo mejorar un guión: Guía práctica para identificar y solucionar problemas de guión”.
– Ver tantas películas como sea posible. Aconsejó ver al menos una película por día, y así en un año podremos haber visto 365.
Sahraa Karimi contó como trabajaba con sus estudiantes en el instituto experimental de Cinecittà* y nos explicó un ejercicio que había llevado a cabo con sus estudiantes. Les pidió partir de un solo proverbio para construir cinco cortos, cada uno con influencia de géneros muy diferentes entre ellos. Por ejemplo, poner en escena “De tal palo, tal astilla” con el genero melodrama, otro con el genero horror, otro musical, etc. Con esta base, desafío entonces a sus estudiantes en crear con otros, que también tenían sus propios cinco cortometrajes, una película con real significado. De esta manera la cineasta concluyo con lo primordial que es trabajar en equipo. Y con cierta malicia nos dijo que si nos gustaba hacer todo sol@s, pues que allí esta la puerta abierta para salir del mundo del cine.
Para concluir, inisitió en la inmensa capacidad que tenemos para contar historias, pero siempre teniendo presente que, si no podemos hablar de nosotros mismos, nunca podremos hablar de la sociedad.
Actualmente, la directora se encuentra en proceso de finalizar su último trabajo relacionado a la huída de Kabul, que logró concretar después del regreso de los talibanes al poder, gracias al apoyo de gobiernos y embajadas europeas.
Aníbal González y Karla Andrade