55 Sitges. Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya
Festival de Cine de Sitges (des del punto de vista de un cinéfilo con pretensiones de ser cineasta) por Daniel Leroux
Como todos los años desde hace 55, el Festival internacional de cine fantástico de Cataluña empieza a principios de octubre. Concretamente, el día seis.
El día seis fue un normalito. Fui a clase como de costumbre y con una masterclass de por medio llegué a mi casa a las ocho de la noche. Lo típico, cené y me puse a ver O que arde (2019, Oliver Laxe). Después de acabar la película (que por cierto, muy buena) me vino a la cabeza la pregunta de: “Mierda, ¿mañana no comenzaba Sitges?”. Respuesta fácil, sí. Al menos para mi empezaba el día siete, ya que a las ocho y cuarto de la mañana tendría que estar listo en mi butaca para ver Mantícora (2022, Carlos Vermut). Cuestión, acabo yéndome a dormir a las doce y media de la madrugada.
Primer día 7/10/2022
Como un reloj, me despierto a las cinco, habiendo dormido lo justo. Veloz como un rayo, a las seis ya me he plantado en Sants. Mientras espero a que llegue Andrei me paro en la cafetería a hacerme: un café solo (como los tipos duros), un croissant (como si fuera francés o algo) y un zumo de naranja (como buen valenciano que soy). Un zumo de máquina que se acabó derramando por toda la barra de la cafetería.
Por lo general, soy una persona muy respetuosa con el hecho de ir al cine. Me gusta ir con tiempo a la sala, sin prisas. Es parte de la experiencia. Por lo cual, no son ni las siete de la mañana y ya estamos en Sitges. Qué bonita es de noche. Poco a poco comienza a aparecer el sol tras la montaña, dejando todavía el mar a oscuras. Hacemos un par de fotos con el móvil y sobre media hora antes de que comience la sesión nos ponemos en la cola. Pero no todo era perfecto. Al hecho de que se me derramara el zumo hay que añadirle que se puso a llover. Además, estábamos esperando en la cola de acreditación, la cual no teníamos. Por lo que, bajo la lluvia, sin paraguas y como dos enamorados, vamos corriendo a la cola de público. Eso sí, con la extraña sensación de “Nos perderemos clase con Pep”, que pena más grande. Ya estamos sentados. El Auditori Melià es enorme, lo que me hace pensar que la próxima vez cogeré asientos más cerca de la pantalla. Pero en realidad, lo único que se me pasaba por la cabeza antes de empezar la película era que: el chico que estaba sentado a mi lado se parecía, muchísimo, a Albert Serra de hace diez años.
Mantícora de Carlos Vermut
Ay… ay… Carlitos. Carlos Vermut nunca defrauda. No soy su mayor fan ni mucho menos, pero las películas que he visto suyas me han gustado bastante. Pues bien, con Mantícora continua sin defraudar.
Personalmente, lo conocí con Magical Girl (2014, Carlos Vermut), una indudable obra maestra del cine español contemporáneo. Donde juega con varias tramas paralelas, de toque fantástico, que se acaban juntando entre sí. Posteriormente vi su ópera prima, Diamond Flash (2011, Carlos Vermut) la cual no me pareció tan impactante pero aun así, deja muy claro que Carlos Vermut es uno de los grandes guionistas de este país.
Pues bien, con Mantícora, no solo me reafirmo en que lo es, sino que además es con diferencia de los mejores directores españoles en activo.
Bien, como en todas sus películas, si no sabes de que van, casi que mejor. En Mantícora seguimos a Julián, un chico solitario que diseña videojuegos conoce a una chica y surge el amor. Solo diré que Mantícora es una gran historia de amor. Retorcida y sombría, pero una historia de amor al fin y al cabo.
Por lo general, sigue en la misma línea que sus demás películas. Una imagen simple y una dirección de actores que roza la robótica. Aun así, destaco su capacidad como director en la puesta en escena, arriesga más que en sus otros largometrajes y además aguanta muy bien la tensión, habiendo un clímax cara al final que es un plano secuencia de varios minutos.
Mantícora es una pieza diferente dentro de la filmografía de Carlos Vermut, se centra en una única trama explotándola como mejor puede y siendo arriesgado a cada decisión que toma.
Segundo día 10/10/2022
Sinceramente, hoy no tenía muchas ganas de hacer clase. Se vino un fin de semana movido así que pensé: “Mmm, ¿puedo empalmar un documental sobre Lynch con la nueva película de Dario Argento?”. Efectivamente, si puedo.
Como empieza a ser costumbre ya, a las siete de la mañana estoy en Sitges. Viendo el amanecer en la playa de San Sebastián y buscando un bar para hacerme un café. Fracasando en la misión de buscar un buen café y habiendo dormido apenas cinco horas, rezo para no dormirme en la sala. Hago tiempo dando vueltas por el Auditori, a ver qué ocurre. Efectivamente, nada.
Aunque esto es del todo mentira, ya que mientras esperaba me puse a ver folletos del festival. Avisté que mañana, día once, Quentin Dupieux presentaría una de sus dos películas. Por lo que, gracias al cineasta francés, tengo plan para mañana por la tarde. No me quedo tranquilo con esto, así que también me compro una entrada para, nada más llegar del festival, meterme en los Cines Verdi de Gracia y ver Argentina, 1985 (2022, Santiago Mitre).
Lynch/Oz de Alexandre O. Philippe
Sinceramente, me ha sorprendido para bien este documental. Siendo David Lynch uno de mis cineastas favoritos, no ha sido mala idea meterme a ver este documental.
La película se centra en la relación de El Mago de Oz (1939, Victor Fleming) con la obra de David Lynch. Bien es sabido que esta película tiene una influencia directa en su filmografía. Ya que, además de las múltiples referencias en todas sus películas, la trama de Corazón Salvaje (1990, David Lynch) está directamente ligada con El Mago de Oz.
Lo bueno del documental es que no solo se queda en esta capa. Sino que profundiza en la influencia de El Mago de Oz en la cultura norteamericana. Como pasó de ser una película del montón a un evento que millones de familias estadounidenses disfrutaban todos los años.
Ya no solo David Lynch (el cual no participa en la cinta), sino cineastas del calibre de John Waters o David Lowery profundizan en como les influyó en la vida.
Posteriormente a la sesión se añadió un Preguntas y Respuestas. En el cual surgió un debate que me parece muy interesante. Sobre como los estadounidenses se aferran a películas como El Mago de Oz para crear mitos. En realidad no inventa nada, ya que está muy influenciada por mitos que acarreamos desde hace siglos en Europa.
Después de la proyección tuve la oportunidad de hablar con el director de la película Alexandre O. Philippe. Tuvimos una conversación sobre El Mago de Oz como base narrativa universal. Ya que, algo que también se comenta en el documental, el Mago de Oz, en su parte narrativa, es algo que se ha usado muchísimo. Llegamos un poco a la conclusión, de que con el tiempo (si no lo es ya), su narrativa podría llegar a ser una base como lo puede ser el camino del héroe.
Por ejemplo, en la película se menciona Star Wars (1977, George Lucas) la cual, se puede ver desde lejos que está basada en el camino del héroe. Pero a su vez, si profundizas puedes llegar a ver que algo del Mago de Oz si tiene.
Personalmente, no soy un gran fan de El Mago de Oz, pero si que es cierto que nunca está mal inspirarse en este tipo de narrativas a la hora de desarrollar nuestras propias historias.
Continuando con mis andaduras por Sitges. Acabo comiendo rápidamente una hamburguesa de uno de los puestos que habilita el festival. Me hago con mi vaso de recuerdo y me voy de camino a la sala del Retiro, donde a la una y cuarto se proyectará Occhiali neri (2022, Dario Argento).
No sin antes, pasar por el puesto del 79, tienda mítica de películas en formato físico de Barcelona. Sin mucho miramiento, acabo comprando seis películas tanto en Blu-ray como en DVD y aunque sea una lista sin precedentes, mencionaré aquí estas seis películas para el simple disfrute personal.
- El Decamerón (1971, Pier Paolo Pasolini)
- Saló, o los 120 días del Sodoma (1975, Pier Paolo Pasolini)
- Bilbao (1978, Bigas Luna)
- Elle (2016, Paul Verhoeven)
- I’m Still Here (2010, Cassey Affleck)
- El Topo (1970, Alejandro Jodorowsky)
Occhiali Neri de Darío Argento
Como la vida, no todo es perfecto. Aunque tenía muchas ganas de lo nuevo del maestro del terror italiano Darío Argento he de decir que no me ha gustado. Sinceramente, me parece que Occhiali Neri (Dark Glasses en inglés) no funciona.
La película empieza por todo lo alto. Un par de muertes buenísimas, una música tétrica pero moderna. ¿La trama? Un asesino de prostitutas de alto standing. Vamos, incluso sin luces propias del giallo, es un festival de terror psicodélico.
Llevamos apenas veinte minutos de película, hasta aquí todo bien. Después, junto a la trama, la cosa cambia. Se centra en nuestra protagonista, una prostituta que después de un accidente a raíz de ser perseguida por nuestro asesino, se queda ciega. Por lo que los próximos cuarenta minutos serán sobre ella, en cómo lleva el quedarse ciega de repente.
¿Está mal en el que, una película de terror se centre en esto? De hecho no, me parece una propuesta muy interesante y que si me hubiera gustado ver más al detalle, y ahí está la cosa. Si te quieres dedicar a contar las cosas de la protagonista, quédate en esto y más cuando la película dura apenas noventa minutos, que no dan para mucho si no sabes que quieres contar.
La puesta en escena es distante, en ningún momento llegas a conectar con ningún personaje de la película. Aunque destacar el aspecto nostálgico que le da usar lentes anamórficas, que nunca están de más. Aun así, la película es muy buena en los asesinatos. Brutales y explícitos están muy logrados en todos los aspectos. Ahora bien, el problema es que, hay como mucho seis en toda la película. Al final es esto lo que más me decepciona de la película, no hubiera estado mal noventa minutos de asesinatos quedándote en lo superficial de la trama.
Simplemente es una película mal tratada, que da pasos de ciegos a todas partes (nunca mejor dicho). De todas maneras, sigo con ganas de ver lo próximo de Darío Argento.
Tercer día 11/10/2022
Un poco improvisado y a última hora, como todo en esta vida, aparezco en Sitges a eso de las nueve de la noche. Preparado para ver lo nuevo de Quentin Dupieux, sin ser yo un gran devoto de su cine sí que puedo decir que me gusta mucho su estilo de películas, así que es prácticamente imposible que no me guste lo que vaya a ver.
De camino a la zona de foodtrucks me cruzo con Carlos Vermut, le digo que estoy a sus pies, que me encanta lo que hace y aprovecho para hacerme una foto con él. La noche ya ha valido la pena. Lo que no valió tanto la pena fue el bocadillo que me comí antes de la película, no es que estuviera malo, pero la zona de foodtrucks es bastante cara, aun así, el chico del foodtruck fue muy amable ya que me adelantó el pedido ya que iba con un poco de prisa. No es que llegara tarde ni nada a la película, de hecho quedaba como una hora, pero ya se sabe el nervio que me entra al ir al cine y más si es a un festival.
Después de un rato haciendo cola, aparece un gran mercedes blanco, del que sale, muy humildemente, Quentin Dupieux. Poco después la cola comienza a avanzar y entro al auditorio.
Antes de ir al sitio me espero un poco, ya que no me gusta entrar de primeras, por lo que pueda pasar. Así pasó, que en las puertas de la sala veo a Ángel Sala (director del festival) y a Enrique Lavigne (productor español), al que poco después se le acercó un señor de unos cincuenta años con chaqueta de cuero y pelo desbaratado, acompañado de una chica joven de pelo negro. El señor se gira, y oh dios mío, no es nada más ni nada menos que Quentin Dupieux, aprovecho para acercarme, y con mi francés parisino (que de parisino tiene lo mismo que yo de catalán) le pregunto amablemente si se podría hacer una foto conmigo. Me la hago y antes de que se vaya consigo decirle, entre él y yo, toro.
Una vez dentro de la sala, y con la ilusión de haberme cruzado con dos directores que admiro, me doy cuenta de que el sitio que he cogido no es el mejor. En un lateral, pero es lo que tiene coger la entrada el día anterior. Antes de la proyección, le otorgan el premio “Máquina del tiempo” al señor Dupieux por su carrera. Ponen un video recopilatorio de escenas de su obra. Fue maravilloso escuchar a media sala gritar toro.
Fummer fait tousser de Quentin Dupieux
Fumar provoca tos es una película divertidísima. Siguiendo la línea de humor absurdo del director, seguimos a un grupo de superhéroes, al más estilo Power Rangers, llamado la Tobacco Force.
Realmente es todo lo que podríamos esperar del director, como digo, es muy fiel a su estilo. Si bien no es mi favorita de las que he visto, no hay nada mejor que Mandíbulas (2020, Quentin Dupieux), toro. Si puedo decir que sigue la línea y no defrauda para nada.
Puede parecer una película muy superficial, personajes con los que no empatizas, un color casi logarítmico y una puesta en escena simple, pero es mucho más que eso. Ya que no pretende tampoco ser una película grande, ni mucho menos, de hecho el director presenta otra película en el festival junto a esta, Incroyable mais vrai (2022, Quentin Dupieux) que no he tenido oportunidad de ver.
Su cine es básicamente esto, historias absurdas, simples, y sobretodo cortas. Muy cortas. De hecho lo único que no me ha gustado de la película es su duración. Durando apenas ochenta minutos, me da la impresión de que se queda muy abierto todo. Tampoco pido profundidad pero plantea un universo muy interesante, dentro de lo interesante que te pueda parecer un muppet cutre con forma de rata que babea.
Cuarto día 13/10/2022
Menos mal que ayer fue fiesta, ya que me tocó llegar a casa a las tres de la madrugada. Es lo que tiene coger el tren fantástico que ofrece Renfe durante el festival, te deja en Sants a las dos y ya te las apañas para llegar a casa. Por lo que si alguien estaba por Sants a esa hora y vio a alguien correr hacia la boca del metro, probablemente era yo.
En fin. Muy a mi pesar, hoy toca faltar otra vez a clase. Aunque tanto Andrei como yo decidimos ir la primera hora por si pasara algo importante que tuviéramos que saber. No fue así. Así que, tranquilos, sin prisa, vamos hacia la estación de Francia a coger el tren.
Son las doce y media, estamos en Sitges y quedan cuarenta y cinco minutos para que empiece Pearl, de Ti West. Sinceramente, somos fans férreos de X (2022, Ti West) por lo que estamos bastante emocionados por lo que nos pueda ofrecer Pearl, una de las grandes películas que hemos venido a ver.
Pearl de Ti West
He de decir que ha estado muy bien. Pearl, una película nacida durante el confinamiento, de extranjis, hace justamente lo contrario que hizo con X (2022, Ti West).
Pearl es una película muy mimada, con una trama redonda, escrita en torno a Mia Goth. La cuál está espectacular en la película. Es su película. Tampoco es de extrañar ya que ella misma firma como coguionista.
Alejándose un poco del slasher, nos acerca a la juventud de la protagonista por finales del 1910. Se podría decir que es una especie de coming of age sombrio, en el que nuestra protagonista está, literalmente, loca. Se ve sucumbida en una espiral de soledad a la que le arrastra su propia madre.
La ambientación de la película es abismal. Desde las tipografías de los créditos hasta el vestuario. Todo muy cuidado. Es por esto por lo que me parece que la película es muy redonda, de pies a cabeza. Todo está muy cuidado y se nota una película mucho más cohesionada. No tanto como su predecesora, que aunque si estaba muy cuidada la ambientación, no era todo tan perfecto.
Volviendo al slasher, Pearl no me parece un slasher. Si que tiene buenas muertes, de hecho todas muy bien realizadas. Destacando una cara al final que es un plano secuencia bastante largo en el que vemos a una Mia Goth desatada acercándose hacia su víctima desde lo lejos. De hecho, tampoco veo necesario que haya más muertes de las que ya hay.
Sinceramente, Pearl me parece toda una obra maestra dentro del género. No es necesario haberse visto X para disfrutarla, aunque lo recomiendo encarecidamente.
Quinto día 14/10/2022
Penúltimo día de festival, para mí al menos. El día fuerte. La razón por la que nos hemos ido a un pueblo que está a cuarenta km de Barcelona un viernes noche. Hoy toca As Bestas, del maestro del thriller español Rodrigo Sorogoyen. Ya se estrenó en el festival de San Sebastián hace un mes, pero aquí sentimos los colores y para nosotros es como si fuera el estreno. Aunque en realidad, queda un mes para que se estrene en salas comerciales.
Entramos en la sala, como si nada. Estamos en busca de nuestro profesor de dirección del curso pasado… No lo encontramos… En cambio nos cruzamos con otro profesor del curso pasado y con unos amigos míos de Valencia… Vemos a nuestro profesor de dirección del curso pasado a lo lejos… Le gritamos… No nos oye… Hemos perdido…
Pero el que nuestro profesor de dirección del curso pasado no nos viera no era lo peor que nos podía pasar. Había algo peor. Pero antes de continuar tengo que remontarme a hace un mes, cuando compramos las entradas para el festival.
Era septiembre, finales de septiembre. No teníamos clase ni nada, yo por aquel entonces ya había aterrizado en Barcelona. Como un día cualquiera, pero a sabiendas de que a la una salían a la venta las entradas de Sitges, decidí meterme en el cine por la mañana. Echaban Bande à part (1964, Jean-Luc Godard), no me lo podía perder, justo hacia poco que había muerto y no la había visto nunca. Así que le encomendé a Andrei la tarea de comprar las entradas para el festival, le apunté en un post-it que sesiones debía comprar, y cuáles eran los planes B por si esas sesiones estaban llenas ya.
Salgo del cine a eso de la una y cuarto. Andrei ya estaba en la cola de Sitges dispuesto a comprar las entradas, habian 4000 personas en la cola. Por si acaso, al llegar a casa entré en el ordenador, en mi caso estaba 2000 puestos por detrás de Andrei. Media hora después, Andrei entra. De primeras va a la sesión fuerte, As Bestas, la que vamos a ver hoy. Entra sin saberlo en el pase de prensa, y cuando decide ir hacia atrás para comprar la entrada de la sesión buena… la página le echó. No pudo comprar nada de nada. Así que tocó esperar otra media hora larga para que yo pudiera entrar. Entonces sin más preámbulo compré las entradas que tocaba. La historia de después ya la sabemos, compre otras por mi cuenta, me levanté pronto, etc.
Volviendo al tema que nos concierne. Estamos en la sala dispuestos a entrar para sentarnos en nuestras butacas. Cuando me doy cuenta de los números tan raros que eran nuestras butacas. No las ubicaba. Bueno, resumiendo un poco la lié. Estábamos en uno de los laterales… en una de las primeras filas… Sin comentarios. Nos encontrábamos devastados. Pero bueno, miramos un poco con optimismo la situación, tal vez nos daría un diferente punto de vista de la película… Así fue.
As Bestas de Rodrigo Sorogoyen
Una pieza descomunal. A estas alturas, creo que todo el mundo sabe que Rodrigo Sorogoyen es uno de los mejores directores del panorama español actual. Un maestro del thriller que ya nos demostró que podía hacer hace años, como por ejemplo en el cortometraje Madre (2017, Rodrigo Sorogoyen) en el que, una simple madre hablando por teléfono con su hijo, nos podía poner los pelos de punta.
Pues bien, con As Bestas, Sorogoyen nos sitúa en la Galicia profunda, en la que, a través de una pareja francesa, vivimos el racismo que habita en los montes gallegos.
Tampoco tengo mucho que hablar de As Bestas, me parece una obra maestra contemporánea y de lo mejor que se ha hecho este año (para mí, solo por debajo de Pacifiction de Albert Serra).
La puesta en escena, el acting, todo es impresionante. Como vengo destacando durante todo el festival, los planos secuencias. Hay varios planos secuencia en As Bestas que duran varios minutos, en los que, usando planos fijos, se nota la tensión entre los personajes. Diálogos pulidísimos manejando la tensión de una forma excelente.
Lo único que destacaría, que tal vez no guste a la gran mayoría, es la parte final de la película. Sin entrar mucho en detalle, el tercer acto cambia completamente la dirección de la película, simplemente para cerrar tramas. En mi caso, es algo que me ha gustado, cambia mucho el tono de la película y te deja descansar porque seguramente estuviste un buen rato pasándolo mal.
Sinceramente, cuando salga en salas la volveré a ver porque es algo que, ni yo ni nadie, se debería de perder este año.
Sexto día 15/10/2022
Que bien fue ayer. Como me encanta el cine, los festivales y dormir poco. Ya que he dormido apenas tres horas. Vuelven a ser las siete de la mañana y estoy en Sitges, en un rato voy a ver lo nuevo nuevo de Luca Guadagnino. No soy para nada fan de su cine, Call me by your name (2017, Luca Guadagnino) no me gusta para nada. Suspiria (2018, Luca Guadagnino) me gusta pero también deja mucho que desear. En cambio, la serie We Are Who We Are (2020, Luca Guadagnino) sí que me gustó bastante, tiene mucho que ofrecer y la puesta en escena me gustó mucho en su momento. Asi que sentía que no me tenía que perder Bones and All, al final del todo, una película sobre caníbales ha de estar bien, ¿no?
Bones and All de Luca Guadagnino
Todo mal con esta película, o al menos casi todo. Es la primera película de Sitges que no me gusta. En fin, no todo podía ser tan bonito.
Culpa mía porque no sabía que estaba basado en un libro para adolescentes. Por lo que ya de base, la trama me parece floja. Por qué no deja de ser una especie de drama romántico que iba muy bien hasta que aparece el personaje de Timothée Chalamet.
Muy filtrado todo. El maquillaje esta conseguido, las veces que hay gente abierta en canal se ve muy realista y visceral. Pero no hay mucho de eso. Es como si la película intentara ser dura y cruda pero se queda simplemente en la faceta aesthetic. Caníbales pero no mucho.
Era complicado que me pareciera una obra maestra o algo por el estilo, por que, como he dicho, no soy muy devoto del director. Aun así, visualmente sigue la misma línea que We Are Who We Are, por lo que ya me entraba por los ojos. Una pena que el contenido en si no diera para mucho en mi cabeza.
En lo general es una película que puede que te guste si te van las películas románticas adolescentes, aunque para mí, no hay nada como Crepúsculo.
Volviendo un poco atrás en el tiempo, antes de ver Bones and All. Viendo el Twitter del festival veo que ya han confirmado qué películas protagonizarán las sesiones sorpresas. La sesión de clausura de esta noche es Bodies Bodies Bodies (2022, Halina Reijn). Miro un poco por encima, tiene buena pinta, amigos míos la han visto y dicen que esta muy bien. Además, no tiene fecha prevista para el estreno en salas, aunque lleva un tiempo rulando por internet. Así que compro entrada para verla.
Ya después de haber visto Bones and All, huyo directamente hacia mi casa para echarme una buena siesta, o bueno, directamente dormir.
Leve time lapse visual en el que el sol se esconde por el mar y vuelvo a aparecer en Sitges. He llegado pronto, me como unas patatas fritas en uno de los foodtrucks y media hora antes ya estoy en la cola para ver una película, que en teoría, debería de ser sopresa. Me gusta vivir al límite.
Bodies Bodies Bodies de Halina Reijn
Sin palabras. Lo mejor que podría haber hecho era venir a verla, sin duda alguna.
Qué curiosa y desenfadada me parece Bodies Bodies Bodies. Un peliculón del estilo whodunnit en el que seguimos a un grupo de adolescentes que deciden montar una fiesta durante una tormenta en casa de uno de ellos.
Algo muy bueno de la película es que desde el principio ya notamos que algo va mal entre ellos. Todos se miran raro, parece que se estén mintiendo entre ellos constantemente, algo anda mal. Hasta que uno de ellos muere, y empieza el lio.
Es una locura visual. No me malinterpretéis, no es nada visceral, ni provocativo, ni nada de nada. Simplemente me parece alucinante. La mayor parte de la película pasa a oscuras y sin ser terrorífica me parece que aguanta muy bien la oscuridad.
Como digo, va a lo que va. Sin pretensiones de nada va a lo absurdo en cada momento. Diría yo que llegando al punto de retratar la sociedad estadounidense de una forma bastante lícita.
A cualquiera que le guste el género creo que le gustará Bodies Bodies Bodies. Es una película muy simple y amena, dura apenas hora y media, pero que mantiene muy bien el ritmo y te deja siempre con la incógnita.
Un acierto haber venido a verla y una pena que a priori no vaya a pasarse en salas.
EPÍLOGO, la Vuelta a Sitges:
Poder vivir una experiencia como es un festival de cine es sin lugar a duda, único. Si bien no he ido a muchas películas, es algo en lo que te lo pasas en grande. Tienes que hacer sacrificios como dormir poco pero bueno, así es el cine.
Me gustaría mucho pasarme el año que viene, como acreditado o como voluntario, para vivir en perfectas condiciones lo que es un festival de este calibre, desde dentro.
Una semana después de acabar el festival, vuelvo a Sitges, a grabar un trabajo para clase. Es sorprendente la vida que irradia el pueblo aun habiendo pasado ya su mayor acontecimiento.
Mientras tanto, un aire melancólico sopla. Acompañado de una luz lúgubre que aporta el cielo nublado. Las banderas del festival, los flyers y las pancartas siguen colgadas por todo el pueblo. Dudo que vayan a estar ahí mucho tiempo. Pero hasta entonces, las cenizas del evento seguirán dándole un toque fantástico a Sitges.