Nuestras películas del 2022

Un año más, recogemos las películas que más impresionaron a lo largo del año a unos cuantos colaboradores de la revista. Esta es una parcial selección posible.

AS BESTAS de Rodrigo Sorogoyen

Escucho en todos sitios que está siendo el mejor año del cine español en mucho tiempo. Y cada día me siento peor por haber visto tan pocas películas de nuestra casa. Pero he tenido la gran suerte de ver el último filme de Rodrigo Sorogoyen y sinceramente, ha sido el mejor regalo para acabar el año y sentir un pequeño atisbo de toda la magia cinematográfica que comparte la gente de mi entorno de lo que ha sido este 2022.

Tuve la gran suerte de entrevistar a Sorogoyen el año pasado en ECIB y ya nos habló de esta película. Lo que más me interesó en su momento, y más me fascinó durante el visionado, fue la gran puesta en pueblo, paisaje, entorno. Cómo esta historia nace de lo singular y se hace universal a cada plano. Su capacidad de partir de una línea narrativa esencial y llevarla a sitios que reverberan imágenes propias en cada uno.

Personalmente, Rodrigo ya era para mí el mejor director español contemporáneo, no obstante, esta pieza se alza cómo una cúspide excelente en su trayectoria. No sólo desde el guion, maravilloso trabajo junto a Isabel Peña cabe decir, sino que su apuesta sigue siendo tremendamente autoral, con lo difícil que es eso hoy en día. El director consigue encontrar un balance perfectamente poético entre todas las herramientas que le da la puesta en escena. Es una película plagada de ideas, de personajes. La dirección de actores sigue su línea y su aproximación a las secuencias sigue consiguiendo algo que pocos logran: mantenernos con los ojos firmes sin pestañear sobre las imágenes pulcramente rodadas de la mano del director de fotografía Álex de Pablo. Sorogoyen trata la película con una brutalidad pura de a besta.

Estefania Ortiz

 

LICORICE PIZZA de Paul Thomas Anderson

Licorice Pizza es, en esencia, un cálido tributo a un tipo de relación que siento que muchos de nosotros hemos guardado en lo más profundo de nuestro cajón mental: el enamoramiento desacertado, que se convirtió breve, extraña y dolorosamente, en mutuo. Transmutado no en una relación romántica, sino en una relación ambigua y cargada de enredos.

¿Es romántica? ¿Es una historia de amor? Más o menos. Estructuralmente, es un romance, con trazos de comedia. Aunque a veces es una comedia con trazos de romance. Gran parte del elenco y del equipo de rodaje la describen como una película sobre “amistad” o “conexión”, yo siento claramente que se trata de una película sobre la atracción. Aunque no de atracción sexual per se, sino de lo que el propio enamoramiento representa.

El enamoramiento se trata de querer a alguien, de ser atraído hacia otra persona como un imán, pero también se trata de tu atracción magnética con esa otra persona. Querer ser querido puede sonar un poco adolescente, pero también es esencialmente humano. Puedes correr y correr, pero encontrar el momento en que ambas personas corran la una en la dirección de la otra es más complicado. De esto trata Licorice Pizza, de personas que corren, a veces unas detrás de otras, otras veces en direcciones opuestas, y de encontrar ese momento en que dos personas corren hacia el mismo punto. La culminación de una atracción inevitable.

Pol Alba

 

UN AÑO, UNA NOCHE de Isaki Lacuesta

¿Cómo hablar del trauma de un atentado sin caer en el dramatismo violento, ni en el morbo visual? Isaki Lacuesta nos plantea una historia de las subjetividades de las memoria.

Nos situamos en Francia con una pareja, Ramón (Nahuel Pérez Biscayart) y Céline (Noémie Melart),  tras el atentado del 13 de noviembre del 2015 en la sala Bataclan durante un concierto. Primero destacar el acierto de la elección de los actores protagonistas, pues sus actuaciones son magistrales, sobretodo la de Melart, que nos regala una maravillosa interpretación contenida pero vivencial, sin caer en la exageración dramática, de la cual a veces peca levemente su compañero, pero es magnífica igualmente.

Ambos nos muestran, a su manera, como los diferentes procesos internos que se les despiertan se vuelven contrarios en su reacción y en su relación.

Basada en el libro ‘Paz, amor y death metal’, de Ramón González, donde el propio autor relata su experiencia en dicho atentando, pero sobre todo relata el shock postraumático posterior y su manera de superarlo y cómo afectó a su relación con la vida y con su pareja. Este relato es el que adapta Isaki Lacuesta, Isa Campo y Fran Araújo, con saltos temporales entre su pasado y su presente, entre realidad y recuerdos deconstruidos de una noche que los marcó de por vida.

La puesta en escena es cuidada, con un uso simbólico de espacios, ventanas y espejos, y los colores, sutil en sus detalles, pero ejecutado con  grandeza, bajo la dirección fotográfica de Irina Lubtchansky. La cámara no se limita a seguir a los personajes, sino que nos sumerge en el rompecabezas emocional que están viviendo.

Lo acertado de la narración que se nos propone es sobretodo no caer en el morbo voyeur en el que fácilmente se puede caer con un tema como el que aquí se trata. En este caso, no se muestran a los terroristas, ni disparos, ni nada por el estilo, sino las sensaciones de los protagonistas. Tampoco hay una victimización melodramática de las propias  «víctimas colaterales», sino que hace un seguimiento de cómo recomponerse emocionalmente tras sobrevivir a un atentado como ese, en medio de un concierto cualquiera, una noche cualquiera, en una ciudad como París.

Como el propio director ha comentado en varias ocasiones, la película trata sobre la historia de amor de dos personas que llegan enamoradas a un concierto y como esa noche los rompe. Y como la experiencia subjetiva, los recuerdos vividos y los recuerdos inventados transfiguran los «hechos reales». Pero ¿qué es real?.  El director aprovecha la propia subjetividad del lenguaje cinematográfico, como tal, para hablarnos sobre la psicología de la memoria, los falsos recuerdos y como estos se van transformando con el paso del tiempo. De esa idea nace el discurso narrativo de la película, donde se intercalan las dos líneas temporales.

Los dos protagonistas se nos muestran como polos opuestos en su quebrantamiento emocional, que los lleva a resquebrajarse a un punto de (quizás) no retorno.

Si quieres una crónica noticiosa sobre lo que pasó aquella noche, sus víctimas mortales, la cara de los yihadistas o la persecución policial, esta no es tu película y se te hará confusa y dispersa. Si quieres adentrarte en la intimidad emocional del trauma vivido por dos personas comunes  y experimentar con casi todos los sentidos posibles esos sentimientos de manera sumamente intimista y respetuosa, esta es tu película.

Anna Blanch Llovera

 

PACIFICTION d’Albert Serra

Quan penso en cinema monumental, se’m venen al cap un parell de pel·lícules, que, sense ser necessàriament superproduccions, són pel·lícules de tal magnitud que podria veure mil voltes i sempre trobaria noves coses.

Pel·lícules com Nymphomaniac (2013, Lars Von Trier) o Boyhood (2014, Richard Linklater), en a penes unes hores t’expliquen tota una vida sencera d’una manera magnífica. Però la magnitud del temps de ficció no es rellevant, ja que hi ha pel·lícules com Pacifiction (2022, Albert Serra) que es limiten a contar un xicotet fragment de vida o un simple viatge. Després d’haver-hi vist sis cops Pacifiction, puc afirmar que es una pel·lícula monumental.

Pacifiction es gegant, amb molts matisos, que ja des del rodatge convergeixen entre si, fins donar-nos un resultat hiperrealista en el que qualsevol petit detall és important per a la pel·lícula i pels seus personatges.

A la cara visible de la moneda seguim a l’Alt representant de l’estat francès, Monsieur De Roller -personificat per un enlluernador Benoît Magimel-, que deambula sense rumb aparent per les illes de Tahití. La seva tasca es posar ordre a les illes, ja que s’ha instal·lat un rumor que ha descol·locat els natius. En realitat, baix tot aquest entramat polític, hi ha una lluita de poder i egos que junt a les pretensions i aires de superioritat del protagonista acabaran per descol·locar-li completament.

Una pel·lícula tan críptica i fascinant com Pacifiction, no podria haver-hi eixit d’un altre lloc que no fos la ment d’Albert Serra i el seu equip d’Andergraun Films. Si bé, és una pel·lícula un tant ambigua que potser no agrada a tothom, crec que es un viatge fílmic que s’hauria de fer mínim un cop en la vida.

Tècnicament es espectacular, la fotografia es magnifica i junt a la direcció artística fan de Pacifiction una pel·lícula molt visual. Gràcies també a l’esplèndid disseny de so entrem a la pel·lícula com si anàrem de turistes a les illes.

Pacifiction es una obra sense precedents, que a poc a poc s’ha convertit, no sols en la millor pel·lícula de l’any per a mi, sino una de les meves preferides de l’historia.

En terminis generals, ha sigut un molt bon any pel cinema, sobretot per l’autocton. M’agradaria fer menció especial a tres pel·lícules que m’han trencat el cor. La Maternal (2022, Pilar Palomero), Aftersun (2022, Charlotte Wells) i Pinocchio (2022, Guillermo del Toro, Mark Gustafson), de lo millor de l’any.

Dani Leroux

 

LA LEYENDA DEL REY CANGREJO de Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis

En pleno 2022 cuando las películas parecen cortadas con las tijeras del algoritmo de las plataformas, La leyenda del rey cangrejo, coescrita y codirigida por Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis, rompe con todos los esquemas. El resultado es un film voluptuoso a nivel narrativo, con un amplio despliegue de herramientas.

La película está dividida en dos capítulos: “El crimen de San Orsio” y “En el culo del mundo”. Ambos narran distintos momentos en la vida de Luciano; un personaje legendario cuya historia pasa de boca en boca. Se trata de  una metaficción: Un grupo de ancianos se reúne en pleno siglo XXI en un bar para recordar al protagonista: “En el siglo XIX, una noche de procesión, Luciano, el hijo del médico del pueblo, quemó el castillo del príncipe”. A partir de este momento es la historia del personaje la que nos ocupa como espectadores, que parte de la pregunta que los mismos narradores – los ancianos – se plantean, ¿Quién era realmente Luciano?

El primer capítulo narra los hechos que llevaron a Luciano  quemar el castillo del príncipe, así como sus profundas consecuencias, mientras el segundo capítulo nos cuenta cómo, tras huir de Italia, viaja a la tierra del fuego en Argentina, donde se encontrará con la leyenda del rey cangrejo: un maravilloso tesoro que sólo conseguirá aquel hombre que tenga la suficiente paciencia para seguir al cangrejo.

El uso  que hace de la metaficción no es un simple capricho. Las leyendas que se mantienen a través de la tradición oral suelen tener como resultado historias muy distintas a las que en un principio fueron, porque cada narrador le agrega algo más, se apropia de ella y la complementa. Razón por la cuál, a nivel de hechos concretos, las historias contadas de generación en generación no son confiables. Sin embargo, hay algo que sobrevive al paso del tiempo, el cambio de narrador y hechos: El elemento moral, aquello que se puede abstraer y que es un concepto universal.

En este orden de ideas, detrás de este relato tan complejo se esconde la historia de un hombre que  de manera justa y respetuosa quiso vivir a su manera, pero en cambio se encuentra con una tragedia al mejor estilo griego. En este sentido el guión es coherente porque, aun cuando el crimen de San Orsio y su travesía por la tierra del fuego plantean arcos dramáticos propios, la película termina en el momento en que por fin se enfrenta con la culpa.

Por lo anterior, es preciso que la película sea coescrita y codirigida. Prescinde de esa mirada única y autoritaria de un sólo hombre para con su historia. Se narra a dos voces, la de Matteo Zoppis y la de Alessandro Rigo de Righi, dos hombres que, como los ancianos reunidos en el bar, van complementando juntos la narración. Quizás por la complejidad del guion la película es austera a nivel de dirección, aunque contundente. Sabe elegir muy bien los elementos de que se sirve para narrar los momentos de importancia: Los cambios de eje son una constante a lo largo de la película y  marcan los puntos de giro de la historia; Los planos picados, casi cenitales, marcan los momentos claves en la vida de cada uno de los personajes; los zooms, que suelen sugerir la presencia de un observador silencioso, ponen al espectador en estado de alerta.

De esta película se puede esperar una gran variedad de herramientas narrativas utilizadas siempre con intenciones claras, así como dos historias épicas dramáticamente bien logradas y emocionantes. Pero sobre todo un arco de personaje bien construido: un hombre que debe viajar muy lejos para encontrarse a sí mismo.

Santiago Maldonado O.

 

TRIANGLE OF SADNESS de Ruben Östlund

Triangle of Sadness es un drama cómico que explora el viaje de una pareja de modelos, Carl y Yaya, en un viaje lleno de lujos en un crucero interrumpido por una tormenta.

Es un filme lleno de gags y sátiras al dinero y a los roles de poder. Por momentos deja de lado a los protagonistas para centrarse en las situaciones por las que pasan los trabajadores y cómo actúan frente a los altos cargos.

Los primeros capítulos en los que se divide el filme fueron pura risa, mía y de prácticamente todo el cine. Escenas cómo una sobremesa entre dos borrachos provocaron carcajadas interminables.

Tiene un brusco parón que cambia por completo el ritmo y tono del filme, dejando al espectador con la incertidumbre frente al retorno de las risas; no vuelven, pero para mí fue un final necesario para todos los personajes.

Personalmente la disfruté mucho, cada uno de sus capítulos tenía momentos muy buenos que me hicieron pasármelo muy bien durante la proyección. ¿Lo mejor? Un humor alejado de las comedias simplonas que hizo que escuchara, por primera vez en mi vida, a la gran mayoría de la sala riéndose.

Arnau Viejo

 

UNICORN WARS de Alberto Vázquez

Ositos de peluche regordetes, esponjositos y con ojos tiernos, avanzan disparando ferozmente a unicornios guerreros que enfrentan el ataque con cuernos ensangrentados. Ositos destripados, unicornios degollados, explosiones por todas partes, alambre de espino, muerte, destrucción, sangre, mucha sangre, tanta que ahora el paisaje es rojo, rojo de sangre de unicornio y ositos de peluche.

Esta es la imagen más detallada y con menos probabilidad de spoiler sobre la película Unicorn Wars, así que si llegan a esta obra tengan en cuenta que no es una animación infantil, aunque sus protagonistas sean ositos de peluches, unicornios y colores pastel.

Dirigida por el gallego Alberto Vázquez, Unicorn Wars se estrenó en el 2022, tuvo buenas críticas, nominaciones y candidaturas. Su expresividad gráfica, y la dureza de sus imágenes dejaron muchos aplausos a su paso, sin embargo esta idea no es nueva. Ya en el 2014 Vázquez nos había presentado su cortometraje Unicorn Blood, donde aparecieron por primera vez los mellizos Azulín y Gordi.

La fábula antibélica, como algunos han llamado a la obra, cuenta la historia Azulín y Gordi; una pareja de hermanos que viven dos conflictos importantes. Por un lado la guerra religiosa contra los unicornios y por otro, la competencia entre ellos por el amor de su madre, la belleza y el deseo de poder. La película pone especial atención a los mecanismos que utiliza el mal para engrasar los engranajes de la guerra: un discurso religioso que carcome desde adentro, un sistema político basado en la idea del enemigo y un contexto donde la banalidad de la belleza es el único atributo que cuenta.

Desde mi perspectiva Unicorn Wars es una película horrorosamente linda y banalmente necesaria. Una animación que con sus juegos entre lo cursi y lo gore logra hacernos reflexionar sobre el mal, el deseo, la redención y sobre todo la paz.

Libertad Benavides

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