CRÓNICA DE SITGES 2023. SER JURADO JOVEN MOLA BASTANTE

 

No hace falta escuchar de la boca de cada directorx que sube al escenario de Sitges que es el mejor festival del mundo para darse cuenta. Algunos comentan que llevan 20 años viniendo, otros que nunca han visto una sala tan grande y los que ya han visto su peli ciento treinta y cuatro veces, se quedan entre los espectadores para experimentar la acogida del mejor público de cine que puedas imaginar.

Total, que este año he sido jurado joven junto a otros cuatro jóvenes jurados Miquel Grau, Silvia Espín, Roger Bach y Adrià Cerezo y hemos visto la friolera de 53 películas en el festival: 31 de la Sección Oficial, 18 de la Sección Documenta que también teníamos que premiar y unas cuantas por puro vicio. Ahí estábamos los cinco cada día luchando por mantener los ojos abiertos frente a la pantalla en la primera película del día, en la última y sobre todo en la de después de comer. Algo no del todo justo para las películas pero inevitable para llegar a tiempo a la deliberación. Aun así, nuestra ganadora fue justamente una película proyectada a las 11 de la mañana, una hora que parece razonable si no existiese el Nirvana, el bar que sirve como punto de encuentro cada noche para la mayoría de invitados, acreditados y trabajadores del festival. Ahora tiene otro nombre pero prefiero no mencionarlo y evitar que se llene de estudiantes de escac el año que viene. El bar en sí solo abre hasta las tres, cuatro si somos lo suficientemente pesados y no nos queremos ir, y después la fiesta tiende a seguir en alguna playa o en las habitaciones del hotel del Melià para los más suertudos, donde la gente que no ha tenido suficiente puede quedarse hablando hasta que le entre el sueño. Sueño que por supuesto aparecerá al día siguiente tras haber dormido poco más de cuatro horas.

Esta es más o menos la esencia de ser jurado joven. Pero no olvidemos que he visto medio centenar de películas y estaría feo no hablar de ellas así que aquí van algunas de las que más me han gustado.

 

Empezaré con los documentales, que tengo que admitir que fue una pequeña decepción; la gran mayoría eran más bien reportajes de televisión sin ninguna pretensión artística, simplemente gente hablando sobre imágenes de lo que comentaban. Aun así, había algunos súper interesantes y bastante divertidos como Sharksplotation, que hace un repaso comentando algunas piezas tan icónicas y surrealistas de este género como son Sharktopus, Sky Sharks, Sharkenstein, Sharkansas, Sharknado y otras maravillas más. Otro de mis docus favoritos fue sin duda otro repaso por un explotation del que yo no tenía ni idea, el Bruceploitation, un género dedicado a todo lo que tiene que ver con Bruce Lee y sus tantos imitadores (como bien dice el propio título del docu Enter the Clones of Bruce).

Pero he de reivindicar que mi favorito a matar y por el que intenté luchar como ganador hasta el final fue Un Millón de zombies: La Historia de Plaga Zombie. Yo no tenía ni idea de la existencia de las películas de Plaga Zombie, pero la historia de unos niños haciendo cine con una handycam en su casa cada finde me ha tenido obsesionada desde que vi el docu. Me dieron ganas de coger una y ponerme con mis amigos a hacer pelis sangrientas y llenas de efectos especiales cutrísimos. Lo loco es que la primera película de la saga está rodada y montada enteramente en la cámara, corte a corte, plano a plano, porque no tenían ni siquiera un ordenador donde poder montarlo. ¡Qué maravilla de ingenio, ganas y amor por hacer cine y cómo me gustó, joder!

Kim’s video (2023) de David Redmon y Ashley Sabin

La que ganó también derrochaba amor puro por el cine pero destacó notablemente por ser el único que no era un reportaje puramente informativo. Kim’s Video nos cuenta de primera mano la aventura de un loco del cine por encontrar 55.000 VHS que el dueño de un videoclub de Nueva York donó a un pueblo perdido de Sicilia hace una década. Películas que el propio Kim fue copiando ilegalmente de festivales underground, construyendo la mejor colección de cine marginal del mundo. Un docu que pecaba de pedante por momentos, pero que era una auténtica delicia.

 

Vamos pues con la Sección Oficial. Cuando me planteé lo que significaba ser jurado en un festival tuve claro que cuando yo lo fuera ganaría una película arriesgada, de estas que dividen el público y que generalmente tienden a ser mis favoritas.

 

No quería que saliese una elección descafeinada, me veía con la fuerza suficiente de convencer a mis compañeros para que ganase una película que aunque fuese fallida nos rompiese un poco la cabeza. Esa película en esta edición era sin duda She is Conann. Y efectivamente fue mi favorita. Una aventura épica en la que acompañamos a la mujer más bárbara de todos los tiempos por todas las fases de su vida, desde la Edad Media hasta un futuro distópico, acompañada siempre de su guía, una persona-perro mitológica que daba un poco de repelús. Una locura visual y narrativa que no sé muy bien definir pero que sin duda quiero volver a ver cuanto antes. ¡Qué puta pasada!. Temo deciros que no es la que acabó ganando, por fin entendí por qué estas películas nunca acaban siendo elegidas, no es tan fácil convencer a otros jurados de una película en la que se han medio sobado.

Otra de mis favoritas, Salem, sí que nos gustó mucho a todos; la historia de un joven francés de un barrio marginal que tiene que lidiar con las peleas entre bandas y ser padre demasiado joven. Una historia contada y dirigida con muchísima delicadeza, donde el fantástico entra de forma sutil y estremecedora y consigue que salgas de la película volando. Una maravilla también.

 

Una de las dos películas entre las que estuvimos dudando finalmente fue The Theory of Everything, una historia sobre un estudiante de física y su estudio del multiverso, rodado con un increíble blanco y negro y un guion que recuerda a las grandes películas clásicas. Otra maravilla que por desgracia no pudo competir contra La Morsure, nuestra queridísima ganadora. No creo que haya sido una ganadora descafeinada, pero sí poco arriesgada, aunque nos haya gustado muchísimo a todos. La historia de una joven atrapada en un internado que está convencida de que esa noche morirá y decide ir a una fiesta con su mejor amiga en una mansión en medio del bosque. Una especie de coming of age setentero con una fotografía y una música espectacular y una prota muy guay. Y encima con vampiros de por medio.

La morsure (2023) de Romain de Saint-Blanquat

El resto de películas eran chulas pero no lo suficiente. La ganadora del jurado oficial, Cuando acecha la Maldad nos gustó pero ni siquiera estaba entre las veinte películas que consideramos en la cena de deliberación. Tiene imágenes aterradoras y uno de los mejores inicios que he visto en una película de terror, pero a mitad del film se estanca y no para de caer en picado. Además de que no da mucho miedo.

Esto ha sido básicamente mi experiencia como jurado joven, he conocido a muchísima gente, he afianzado las amistades que me acompañarán el resto de años del festival, he hablado con directores a los que admiro muchísimo, he salido mucho de fiesta, he comido genial y sobre todo, he visto muchas, muchas películas. Ha estado guapísimo.

Y por si os quedan dudas, he aquí un pequeño video que he grabado con mi handy para recordarlo todo: sitges2023.mp4  🙂

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