Nuestras películas del 2023
Como en años anteriores, recogemos algunas de las películas que llamaron más la atención de los colaboradores de la revista. Desde alumnxs de Primero de dirección de Cine y Dirección de foto, hasta el Máster en dirección cinematográfica o el de StopMotion. Una selección compuesta por: Creatura; Fallen Leaves; Trenque Lauquen; The killer; Zinzindurrunkarratz; Un amor; Sueños y pan; El otro hijo; y Las tortugas ninja: caos mutante.
CREATURA de Elena Martín Gimeno
Es una crítica compleja, para una película compleja. He necesitado verla dos veces para poder tener una idea clara sobre lo que opino de ella y aún así, tengo mis dudas.
Creía que iba a ver otra cosa, aunque sin saber muy bien qué, pero no lo que vi y sobre todo lo que sentí. La charla posterior, al salir de la sala, es de las mejores cosas que hay, para los que nos gusta el cine. Pero en este caso no se puede salir de inmediato a debatir. Cuesta digerir lo que acabas de experimentar porque va más allá del análisis empático (o no) sobre lo que se ha proyectado en una pantalla.
Creatura es especial, te estampa en toda la cara un gran debate sobre la sexualidad y el deseo femenino, sobre cómo se nos ha inculcado una incomodidad latente interna que hace perpetuar tabúes y traumas, que no sabias que tenias arraigadas como un mal endémico. Estoy completamente a favor de que por fin se empiece a hablar de ello, traspase barreras y llegue a lo espacios públicos, gracias en parte a esta película y al trabajo de realizadoras como Elena Martín Gimeno, que en este caso es directora, co-guionista y actriz protagonista, en pro de la importancia de la mirada y la voz femenina en el cine. La sociedad tiene que sanar muchos traumas, como Mila (personaje principal) y su entorno, y que exista Creatura ya es un paso para que suceda.
Todo el discurso lo compro, lo veo necesario y está muy acorde con las necesidades de una época donde por fin tenemos una fuerza colectiva femenina, donde podemos poner encima de la mesa nuestras historias, nuestras dudas, nuestros traumas y miedos. La expresión de nuestra sexualidad y la verguenza social que hay a su alrededor, el no saber qué pasa con tu cuerpo o como tratarlo, porque no tienes con quien hablarlo, la presión de grupo, la vergüenza de los padres que tampoco saben hacer nada más que repetir patrones de represión, todos estos temas salen a la luz gracias a la película, como las llagas sobre la piel de la protagonista, para picar y poner el foco en estos temas. No obstante, ¿estamos poniendo más expectativas sobre el contenido o el contenedor? Esa es mi gran duda.
Como película, es decir como producto audiovisual como tal, creo que descarrila más veces de lo que me gustaría. No se le puede quitar, es una apuesta atrevida y desinhibida, que explora el cuerpo, la vergüenza que envuelve el deseo, pero al tener unas intenciones tan fuertes puede que en ciertos momentos caiga un poco en el vouyerismo incómodo.
El enfoque fílmico es claramente muy físico, directo, poniendo un espejo delante, donde sobre todo las espectadoras, nos vemos más reflejadas de lo que pensamos. este juego hace que pase a ser un debate necesariamente universal para las mujeres. La película está cargada de buenas intenciones, pero cae en la redundancia de su propia retórica.
¿Y cómo se llama el género de películas sobre jóvenes neorrurales de ciudad que van a los pueblos a resolver sus crisis existenciales mirando por la ventana con un café en las manos? Esta estética es mi placer culpable visual de los últimos años, lo reconozco, pero ya no es tan efectista como hace un par de años. ¿En cuántas películas de 2023 hemos visto la vuelta al pueblo de la infancia, romantizando la necesidad de romper el espacio/tiempo para trabajar emocionalmente la crisis de los 30 o la de los 40? Es algo que empieza a ser una constante demasiado habitual y mainstream en el cine actual.
Quería que me gustase, lo deseaba con todo mi ser, estaba emocionada con las expectativas, con todo el movimiento discursivo a su alrededor y con las rupturas mentales que me proporcionaría. Quería que me gustase, pero como película no lo sé…
Anna Blanch Llovera
FALLEN LEAVES de Aki Kaurismaki
Fallen Leaves és Kaurismaki en el seu estat més pur. El director finlandès no peca d’ambició i es queda amb els elements més essencials del seu cinema. Aquest exercici de depuració, que ara sembla oblidat, em recorda a cineastes com Ozu o Bresson (els punts de connexió són obvis), que al llarg de la seva filmografia (i cadascú per motius diferents) van anar destriant la seva artesania per desfer-se dels components sobrants i quedar-se amb la part més fonamental. Kaurismaki no fa ben bé això (sempre s’ha moderat bastant), però sorprèn que, en una època on sembla que els realitzadors han de superar-se amb cada nova pel·lícula, el finlandès decideixi apostar per un senzill «boy meets girl» d’uns 80 minuts de durada que tracta, sense afegir una visió o contrapunt notable, els mateixos temes que ha abordat en la majoria de films anteriors. Kaurismaki filma essent conscient del món sobrecarregat d’imatges en el que vivim i cuida cada pla amb el rigor i la serenitat característics.
Veure Fallen Leaves, per a mi, va ser com poder tenir un moment per respirar i allunyar-me d’aquest excés d’estímuls, d’informació i soroll que ens envolta constantment. Un recordatori encoratjador que no són necessaris un guió exageradament complex, unes actuacions plenes de força dramàtica o una càmera assedegada per enregistrar-ho tot, per gaudir d’una experiència profunda, commovedora i digne de reflexió. I Kaurismaki aconsegueix arribar a aquesta veritat partint d’una proposta molt allunyada del realisme que sobreabunda en el cinema europeu actual. El finlandès agafa tots els elements de la realitat i els converteix en matèria plàstica. Tot respon a una lògica i un rigor molt concret. Tot està absolutament controlat i estetitzat, eviscerat de tota sobrecàrrega emocional. Per això és tan sorprenent la humanitat que respira la pel·lícula. Potser és degut a la mirada lliure de prejudicis de Kaurismaki respecte als seus personatges. O potser és el punt de vista sempre lligat a l’experiència de la classe treballadora. Sigui com sigui, Fallen Leaves és una història tendra, graciosa i absolutament contemporània d’un Aki Kaurismaki en plena forma, amb quasi el mateix nivell d’imaginari, perspicàcia i nitidesa que tenia fa 30 anys.
Carles Verdaguer
TRENQUE LAUQUEN de Laura Citarella
La película de Laura Citarella es inequívocamente un producto surgido de ese baúl de las maravillas en que se ha convertido El Pampero Cine. Fundado en 2002, su núcleo duro lo forman Mariano Llinás, Laura Citarella, Agustín Mendilaharzu y Alejo Moguilanksy, al que podemos añadir la actriz Laura Paredes, pareja de Mariano Llinás y recurrente intérprete en los largometrajes pamperos y guionista, también, en la película de Citarella.
Trenque Lauquen, con sus 250 minutos, es sobre todo una celebración del acto de narrar, el placer por dejarse llevar por un relato del que surgen más y más relatos, desplegándose unas veces ágiles, otras retorciéndose sobre sí mismos, cruzándose, abriendo interrogantes, o permaneciendo en un indefinido suspenso y siempre, en todo modo momento, avanzando de manera obsesiva. Laura Citarella, como lo había hecho Mariano Llinás en sus dos megametrajes, se adscribe en la tradición de los antiguos aedos, en la exuberancia de Las mil y una noches, o de las abuelas que alrededor del fuego explicaban los cuentos que habían escuchado de la boca de otras abuelas. Todo esto, claro, antes de que televisión y móviles hubieran acabado con la tradición oral.
La reivindicación que Trenque Lauquen hace de la oralidad, que el cine ha menospreciado por la visibilidad, o simplemente ha relegado a la ingrata y funcional tarea de verbalizar la información necesaria para hacer comprensible la trama o las emociones de los personajes, es una consecuencia de la importancia que le otorga a la figura del narrador y a la palabra. Palabra que sabe encontrar el equilibrio y la organicidad con la de los innumerables personajes que pueblan este laberinto fílmico. Impresionante galería de tipos que evidencia, además, el alto nivel interpretativo de esta pléyade de actores y actrices argentinos.
Trenque Lauquen, acerca a Laura Citarella, mucho más que en sus películas anteriores, a las propuestas de Mariano Llinás, que figura también como consultor en el guion y el montaje, y es un argumento más para valorar las aportaciones de El Pampero Cine como una de las más luminosas que se han producido en el cinematógrafo en estos últimos años.
Pere Alberó
THE KILLER de David Fincher
Hace unos días, tomando algo con unos amigos, empezó un debate sobre el estreno de la nueva película de David Fincher, The Killer. Y es que parecía que la película no había dejado indiferente a nadie. Las críticas negativas hacia el filme eran prácticamente unánimes, excepto algún valiente que se aventuraba a decir que no era tan mala. Fue entonces cuando caí víctima de la curiosidad y me dispuse a verla al día siguiente.
Después del visionado puedo decir que es una película con algunos aciertos y muchas costuras. Fincher se desenvuelve de nuevo de manera genial con la cámara y es que si hay algo a destacar de The Killer es que está muy bien planificada y filmada, y que junto al protagonista, Michael Fassbender, consiguen hacer una gran dupla.
Precisamente parece que solo destaque el propio actor, ya que es un problema intrínseco al guión del film. La historia pivota alrededor únicamente del asesino, provocando que el resto de personajes pasen con indiferencia para el espectador. La película acaba siendo muy genérica, con un asesino imparable, con una sed de venganza inagotable al que no hay ni Dios, ni rey, ni patria que le pare. Redundando constantemente en la repetitiva y cansina voz en off que nos desvela la mente del protagonista. Y aunque se vislumbran pinceladas de una crítica al capitalismo, ya que la conclusión es que quien pone el dinero es quien manda, hace falta recordar que no deja de ser una producción de una de las mayores plataformas del mundo, que factura miles de millones al año.
Finalmente la película es un aprobado, no pasará a la historia como la mejor película de David Fincher pero en su conjunto se queda en algo digno, teniendo en cuenta los estándares de calidad de Netflix.
Nil Casares
ZINZINDURRUNKARRATZ de Oskar Alegría
Paolo i jo
La nova pel·lícula del director navarrés Oskar Alegria Zinzindurrunkarratz (2023) s’ofereix com un joc a l’espectador. Un joc que per a entrar a jugar el que ens proposa el seu creador cal llegir les instruccions. Que les paraules (llegides, escoltades), les imatges i els sons ens guien les unes amb les altres. O bé si ho preferiu deixar-nos emportar i deixar que ens evoquen coses.
Imatges, sons i lletres, tot separat. Nosaltres hem de reconstruir les peces d’un puzle que forma la manera de viure, la família, les relacions del seu creador amb paisatge que li és molt proper.
Una cosa interessant de la proposta és el motiu pel qual el director ha triat narrar la pel·lícula d’aquesta manera: com ell mateix s’encarregarà d’explicar a l’espectador, el film està contat (i filmat) a través de bobines de super 8 sense so, el que fa que aquest últim s’haja de gravar a part, i per tant no hi ha cap raó per la qual haja d’anar sincronitzat.
Un so que s’intenta evocar a partir de les imatges. Un so perdut per sempre, el dels avantpassats. Aconseguirà el seu autor recuperar el so llunyà, el dels records familiars? El so que evoca el títol amb paraules. Zin–zin. Durrun. Karratz. (tots tres evoquen sons de la natura i del paisatge, però això ja s’explicarà a la pel·lícula)
Però també les lletres són essencials, i és interessant perquè els subtítols que sempre havien sigut un element alié en el cinema són aquí la base. No és comú trobar cineastes per a qui les lletres siguen tan essencials en la mateixa pel·lícu
la (potser Godard però d’una altra manera).
Una obra, doncs, que ens retorna al primitivisme del cinema, i que s’entenga això no com res negatiu sinó al contrari, necessari de vegades, sobretot en temps de tanta saturació d’imatges. És un film que respira i ens deixa respirar.
I és també un viatge (en un territori conegut per l’autor, el dels seus orígens) i com tots els viatges anirà zigzaguejant i trobant-se amb diferents personatges. Alguns ens sorprendran d’imprevist (els pastors dels quals es veu la seua forma de viure, potser en extinció, la cantant…) i d’altres com el burro Paolo, seran una companyia constant, la nostra mà dreta, el nostre company i guia. Una possible nova versió de Platero i jo?
Ximo Aracil
UN AMOR de Isabel Coixet
Reflexiones de un estudiante de cine escéptico
Sensaciones generales de la película
La última película de Isabel Coixet: Un amor, protagonizada por Laia Costa, ha retumbado en mi cabeza tras su visionado y ha sido, sin duda alguna, una película que me ha invitado a reflexionar sobre el arte. A casi un mes de haberla visto, las sensaciones se han intensificado en vez de atenuarse, y hoy me atrevo a decir que en ella tenemos uno de los peores fracasos del año en cuanto al cine, una película no apta para el espectador activo.
Son varios los elementos que, a mi parecer, no funcionan en la película. Razón por la cual dividiré el artículo en capítulos, para abordarlos uno a uno con una mayor claridad para el lector.
Los personajes
Tenemos una película con una estructura muy clásica; un personaje protagonista a través del cual experimentamos el mundo y con quien empatizamos. El problema es que tanto este personaje, Nat, como el resto, son completamente incoherentes y estereotipados, que no arquetípicos.
Nat ha abandonado su vida en la ciudad, en la que se desempeñaba como traductora de testimonios de guerra, precisamente por verse sumamente afectada por dichos testimonios. Es un punto de inicio interesante, porque nos habla de un personaje de una sensibilidad muy grande, alguien que no aguanta escuchar cosas que a otros les ha tocado vivir. Pero a lo largo de la película, el personaje se desarrolla cada vez de una manera más simple, empieza a actuar motivada por una serie de necesidades que, en comparación con sus aspiraciones y sensibilidades, son nimias. Así, el elemento que lo desencadena todo, el que hace nacer ese amor tan sarcástico del título, es una gotera de agua… Sí, Nat le entrega su cuerpo a un hombre que desprecia porque, aparentemente —cosa por lo demás inverosímil—, no tiene dinero suficiente para pagar el arreglo. Supongamos entonces que en realidad no tiene dinero para pagarlo. Ello no justifica, de ninguna manera, que el personaje se prostituya para cubrir una gotera en la sala de una casa que no es suya, y que además pertenece a un personaje detestable —del que más adelante hablaremos—. Cuando le preguntaron a Isabel Coixet por esta decisión del personaje, en la charla al final de la película, respondió de una manera muy honesta: Bueno, dijo, si no se entregaba a ese hombre no había película, así que tenía que hacerlo.
Aquel hombre, Andreas, es otro personaje que pasa por la película sin la menor reflexión. Es un hombre cruel que hipersexualiza a las mujeres, poco más. Se aprovecha de Nat y la utiliza, en ningún momento se plantea otra cosa que no sea llevarsela a la cama y luego dejarla. En un momento, tiene un comportamiento excesivamente violento; Nat se confiesa y le dice por qué ha decidido irse de la ciudad y dejar su trabajo, y Andreas explota y le dice que igual que todas las mujeres, ella es tonta y debería callarse. Entonces descubrimos que el personaje tiene un pasado difícil y su madre fue una refugiada armenia. La situación y búsqueda de la profundidad del personaje y justificación de su reacción es interesante; sin embargo, la manera de hacerlo deja mucho que desear, todo a través de un diálogo sobre explicativo que no hace sino opacar la pobre interpretación del actor, que tuvo que enfrentarse a un personaje que dice exactamente lo que piensa.
Los personajes secundarios también caen en estas dinámicas: Peter, un tipo que se quiere llevar a la cama a Nat, es solo eso, no tiene otro objetivo, no hay matices, es un tipo desagradable y poco más. El casero —el personaje peor logrado— es un anciano detestable que cree y expresa que todas las mujeres son inútiles e inferiores, es violento por cualquier cosa y se expresa de una manera sobre explicativa y carente de sentido; al parecer, no tiene otro objetivo que ser una piedra en el zapato para Nat. Por último, el personaje de Lara, la otra mujer del pueblo, parece más un recurso de la historia para ilustrar o hablar de ciertos comportamientos femeninos que apoyan al patriarcado, sumisos. De ninguna manera se entiende como un personaje con distintos niveles —que bien podría también expresar esa idea, pero inmerso en la historia—, al igual que el resto de personajes.
Este punto final, referente a la intención de expresar ciertas ideas, es lo que me lleva al siguiente capítulo.
La manipulación
Aunque Coixet dice haber creado una película que retratase ciertas problemáticas sociales, no ha hecho más que una caricaturización irrespetuosa. No hay hombre en este pueblo que tenga mayor objetivo que acostarse con Nat y humillar, a cada diálogo que puede, a las mujeres a su alrededor —a excepción del anciano para el cual Nat trabaja en algún momento, que en todo caso cae en la dinámica del silencio y la complicidad con el resto del pueblo—. Tratándose de una película cuyo objetivo es denunciar estas problemáticas y ponerlas de manifiesto ante el público, generar una reflexión, es importante lograr un buen desarrollo de los personajes —sobre todo los antagonistas morales—, para humanizarlos y materializar el discurso. No obstante, la manera en como se plantea no hace más que quitar fuerza al discurso y, lamentablemente, ridiculizarlo, por la pobreza de lo que se quería explicar.
Es a través de maniobras mezquinas que Coixet pretende lograrlo. El pináculo de esta estrategia es, sin duda, la cita de un poema de Pablo Neruda que aparece en el estudio de trabajo de Peter. Sobre un tablón de corcho, una hoja de papel impreso dice —en letras bien grandes, para que el espectador lo pueda leer con claridad—: “Me gustas cuando callas”, Pablo Neruda. Terrible frase, por supuesto, si la leemos fuera de contexto. Entiendo que la búsqueda es denunciar una opresión social, la falta de voz a que se han visto sometidas las mujeres a lo largo de la historia, pero manipular la información no es la manera de hacerlo; en realidad, es caer en las mismas dinámicas que se pretende cuestionar. No sé si Coixet habrá leído completo el Poema 15 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, pero para el lector que no lo haya hecho, será citado al final del artículo, a modo de epílogo.
La estética
Todo lo anterior enmarcado en una estética preciosista: silencios pretenciosos, imágenes bellamente iluminadas, planos de pájaros que vuelan por el filo de la montaña… Todo muy bonito, pero no aporta absolutamente nada. Esa búsqueda de generar sensaciones, es otra cosa que deja mucho que desear. Una, por sobre todas las demás, destaca ante mis ojos: el cambio en la relación de aspecto. Desde que empezó la película y la vi en formato cuadrado, me pregunté por qué las cortinas del Phenomena no se habían adaptado al tamaño. Esperaba que fuera por algún error técnico u olvido del operador, pero ya temí lo que vendría; el aspect ratio cambiaría. Y así fue, cuando Nat finalmente se libra de las terribles cadenas que la atan —cadenas, por lo demás, inverosímiles, como ya lo hemos expuesto—, se va del pueblo, abandonando todo lo que allí tenía —nada más que problemas— y de camino a la libertad, la imagen se toma los laterales de la pantalla y entendemos que el personaje es libre y comenzará una nueva vida. Recurrir a este recurso es excesivamente obvio y me ha hecho cuestionar el dominio de la directora en cuanto al lenguaje cinematográfico, partiendo de la evidente carencia de personajes interesantes.
Finalmente, la película culmina con una danza contemporánea en medio de un paisaje natural y una vista preciosa. Nat baila y se tira al suelo, expresando su rabia y liberación. Aquello me lleva relacionar la película con una cierta corriente del arte con la que no estoy de acuerdo: La obra no es lo importante, el dominio de la técnica y el lenguaje queda desplazado por el mensaje, que a toda costa debe expresarse para darle validez a la película. La consecuencia de asumir el arte en estos términos es, precisamente, una película tan pobre como la que hoy estamos analizando.
Conclusiones
Después de los puntos expuestos anteriormente, me gustaría hacer una llamada a la toma de conciencia frente a la manera en que concebimos el arte y expresamos los mensajes que deseamos compartir, así como las películas que dejamos ocupen nuestro tiempo y energía. ¿Estamos dispuestos a mentir y caer en dinámicas violentas para lograr los objetivos de la obra, aun cuando se trate de una obra con un mensaje de reivindicación social? Por el contrario, la invitación es a procurarnos un dominio de la dramaturgia y el lenguaje propio de nuestro arte, de tal manera que nuestra voz tenga un verdadero respaldo.
El objetivo de este artículo, más allá de la crítica cinematográfica, es el de la reflexión frente a estas formas de abordar el arte y cuestionar sus dinámicas para evitar seguir cayendo en ellas.
Terminamos con la búsqueda de la transparencia, de la información completa, invitando al lector a disfrutar del poema 15 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda:
Me gustas cuando callas porque estás como ausente
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Santiago Maldonado O.
SUEÑOS Y PAN de Luis (Soto) Muñoz
Un viaje a ninguna parte
No sé exactamente por dónde va a ir este escrito. También sentí lo mismo al empezar la película sobre la que hoy escribo: Sueños y pan, dirigida por Luis (Soto) Muñoz y producida por MUBOX estudio. Se estrenó en el Atlantida Film Fest que organiza Filmin. Por tanto, la primera vez que la pude ver fue en la plataforma.
En mi caso, ya seguía la trayectoria del cineasta desde hacía un tiempo en redes sociales por lo que tenía bien claro que iba a ver la peli, por distintos motivos.
En primer lugar: ¡El tío ha hecho una película!
Se dice rápido, pero cada vez estoy más segura que esto de ser cineasta se parece más a jugar a la lotería, realizar hechizos, marcar goles, llenar estadios. Es un trabajo basado en la suerte, el sacrificio, el dinero. Y el resultado se convierte en algo religioso: un milagro. Es muy difícil hacer una película. Pero es incluso más complejo hacer lo que han hecho Soto y su equipo: cine. (Citando a Edu N., que cita a Dani J.)
Otro de los motivos por los que me lancé al darle al play fue el poster. Soy alguien que se deja llevar mucho por la portada de un libro, el cartel de una película. Eso es lo primero que se ve normalmente de un film y es mucha información. Ese material ya es la película. Es la primera imagen, la primera construcción de su imaginario. El cartel de Sueños y pan es sencillamente perfecto y es una extensión más del genial universo que han creado.
Esta recomendación nace de sensaciones. Siento que es la mejor película del año porque me ha removido muy adentro y me ha recordado las razones por las que quiero dedicarme a esto. Es una historia que habla desde un lugar en el que me encuentro. Y es que creo que aunque es una película que habla de un viaje a ninguna parte, sí que siento que es un film que se ha creado en un sitio muy concreto: lo pasional, terrenal, lo atrevido, lo valiente. Esta película viene de abajo y se nota. Nace de unas ganas locas de aprender pero en su esqueleto se encuentra ya unas nociones y un conocimiento del medio dignos de admirar. Citando al director: “Fue esta la película que decidimos que nos enseñaría a hacer películas”.
Me sabe mal que este texto esté yendo por dónde está yendo. Os preguntaréis a esta altura: ¿Pero de qué va la película? Pues lo puedo resumir en grandes rasgos pero es que creo que lo que importa realmente no está ahí. Pero bueno lo cuento.
La historia la protagonizan dos chavales (Javi y Dani) que roban un cuadro y que idean un plan para intentar venderlo. Los márgenes de la ciudad son el escenario de un continuo errar en este intento de conseguir dinero del delito que han cometido. Con la promesa de comprar una bici al hijo de la amiga con la que viven, la voz del cual nos guía durante todo el metraje, los dos recorren la ciudad mientras reflexionan sobre lo que han hecho y sobre (todo?).
Una vez establecido de lo que va, voy a contar a dónde me ha llevado. Y es que es una película sobre el tránsito. Con unas ideas muy claras (o eso parece). Siento que es una película muy conectada con lo primitivo del cine pero a su vez con una voraz tensión con lo experimental en su forma. Con una propuesta inteligente, Soto juega con un montón de elementos dispuestos de una manera muy inteligente. Y bajo lo que para mí es un punto de vista excelente por su multiplicidad: Ellos? El niño? La ciudad?
Me da igual. De nuevo. La película está tejida sobre una atmósfera extraña de inocencia e ignorancia. Es un film que se rompe a veces a causa de instantes de una crudeza reveladora. En la película hay mil grietas por las que se cuela la vida.
Entre esta tensión y doblamiento, me vienen a la cabeza el cine quinqui español o el neorrealismo. Me viene “La jetée”, me viene “La Haine”. Pero es que lo interesante no está en las etiquetas ni en los referentes. Eso es tan solo un eco de algo muy personal y único.
Cada decisión va en pro de la historia. Una prueba de ello son los fantásticos créditos iniciales, que ya me dejan anonadada. Y luego, la primera secuencia que abre los títulos consiste en unos pies que hablan. Que se mueven. Y no paran de moverse. Hasta el final de la película.
Y qué maravilla que en ese inicio ya esté todo. Toda la tesis. Todo el viaje. A ninguna parte…
Fanny Ortiz
EL OTRO HIJO de Juan Sebastián Quebrada
La Película El otro Hijo fue estrenada en la pasada edición del Festival de San Sebastian, como parte de la competición internacional New Directors.
Siendo la única película colombiana en esta edición del festival, era imprescindible para mí asistir a su estreno, en el cual contamos con la participación no solo de su director Juan Sebastián Quebrada, sino además de su productor Franco Lolli, Grégoire Debailly (coproductor) y los actores Jenny Navarrete y Miguel González.
La película retrata la historia de Federico, un adolescente que pierde a su hermano al caer de un balcón en una fiesta. Durante le película acompañamos el proceso de duelo, no solo de Federico, sino también de su madre (interpretada por Jenny Navarrete) así como la búsqueda de llevar una vida normal antes del grado por parte de Federico.
El desgarro, el desasociego y la profunda tristeza de los protagonistas nos sumergen en las calles Bogotanas, entretejidas en la historia de un romance con la exnovia de su hermano, acompañada de la euforia, la adrenalina, las drogas y las fiestas de un grupo adolescente de clase social media alta rola.
Me sorprendió bastante escuchar de su director que habían tanto actores naturales como profesionales, puesto que el acting fue impecable, se observa un muy buen trabajo de dirección de actores, de conocimiento de la historia y de la cultura para poder retratar y llevar la película de la forma como la que la dirige Juan Sebastián.
Y es que Juan Sebastián no solo fue el escritor y director, sino que en el mismo auditorio del Kursaal relató cómo esta historia nació a partir de su propio duelo tras la muerte de su hermano, siendo esta película una especie de catarsis, que le permitió expresarse no solo ante el público sino también con su familia.
El otro hijo completó la séptima semana en cartelera en Colombia, algo poco frecuente en una audiencia que prefiere ver películas extranjeras, y que empieza a mostrar un interés por un cine independiente colombiano alejado del cine social.
En todo caso, este es el inicio de un director que promete y del cual seguiremos escuchando con el pasar del tiempo, felicitaciones a todo el equipo por los logros alcanzados y les deseo muchos éxitos en los festivales que vienen.
Andrea Parra Moreno
LAS TORTUGAS NINJA: CAOS MUTANTE de Jeff Rowe
Refrescante, sencilla y divertida, así es la nueva película de las Tortugas Ninja. Con una historia redonda, dinámica y llena de acción es como redescubrimos a los personajes de Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello. Una historia donde se les regresa la identidad, la inocencia y el alma. Acompañados de una estética fuerte, caótica y llena de personalidad que habla por sí misma, donde los espacios y demás personajes se sienten decadentes y fuera de sí.
Con un estilo de animación diferente, donde pareciera que los trazos son imprecisos e imperfectos, dotándola de dramatismo e incertidumbre, e introduciéndonos rápidamente en la naturaleza de la ciudad. Esto contrasta muy bien con el humor que maneja la historia, ya que conserva el tono cómico e inocente que caracteriza a las tortugas. La historia en sí es sencilla y práctica, no pretende la reflexión con su narrativa, pero sí pretende generar momentos divertidos y entretenidos, su apuesta está en la animación, el diseño de producción y en la banda sonora.
Es una grata experiencia poder ver una película animada que sea diferente, que se aleje de lo «correcto» y «la perfección». Verla te da la sensación de estar viendo el arte conceptual o el storyboard de la película, por lo que lo hace más íntimo y conecta de mejor forma con el espectador. Sin duda alguna es una película que no te dejara indiferente y con la que seguro te divertirás.
Carolina Cuellar