Para empezar, me gustaría preguntar ¿cuánto creéis que se tarda en hacer una película? Algunos dirán tres años, otros dos, dos es el mínimo indispensable y algunos pocos se atreverán con un año. Y es que ciertamente parece imposible contemplar que algo tan laborioso y de unas dimensiones tan grandes pueda rebajar el lapso de un año, (cosa que ya sería ajustada). Pues el pasado viernes tuvimos la visita de Caye Casas en la escuela, el cual se encargó de tirar por los suelos cualquier idea que tuviéramos preestablecida sobre hacer cine.

El último film de Caye La mesita del comedor ha sido la excepción que rompe la norma. Una película que su propio autor no cataloga de terror, pero que es terrorífica. Probablemente como su rodaje, que fue realizado en tan solo diez días y con un presupuesto ínfimo. Casas explicó cómo esta película surgió gracias a una amiga suya. Una tarde fue a ver el nuevo piso que iba a reformar esa amiga, examinó el espacio y salió con el permiso de rodar lo que quisiera, simplemente había una condición, tenía treinta días para hacerlo, ya que para esa fecha tenía contratados a unos obreros para reformar el piso entero. Casas no dudó ni un segundo y esa misma tarde ya estaba haciendo llamadas para ponerlo todo en marcha.

Caye nos explicó como esta sí es una verdadera película independiente, hecha completamente fuera de la industria, con financiación exclusivamente privada y un presupuesto diminuto, como el propio Casas afirma “Todo son problemas, menos la libertad”. El rodaje fue realizado con gente de confianza y un equipo muy reducido de apenas veinte personas. Donde los recursos eran tan limitados que desgraciadamente no todo el mundo pudo cobrar por su trabajo.

Respecto a la película, resulta ser un drama mezclado con toques de comedia que acaba funcionando sorprendentemente bien y que consigue plasmar acertadamente lo que el autor quería transmitirnos. “Busco una película impactante que no se olvide y donde el espectador sea consciente de la crueldad del destino”, y es que Caye quería probar que el infierno existe. Donde juega con la mente del espectador, dejando que sea la imaginación la que decida cómo de gráfico ha sido el incidente con la mesita.

       

Finalmente, después de toda esta odisea, y contra todo pronóstico, Caye consiguió sacar adelante la película, aunque en ese momento fue donde llegó el golpe de cruel realidad. Nadie quiso distribuir la película, una tragedia ya esperada por el director. Pero Casas aún tenía un as bajo la manga, enviar la película al festival de Sitges, donde estaba convencido de que podría causar cierta repercusión. Contra pronóstico y como si el infortunio persiguiera al director de Terrassa, la película fue rechazada por el festival, dedicando unas bonitas palabras al director, tales  como, “Esta película no debería existir” a partir de esa frustración, decidieron arriesgarlo todo y enviar el film a diversos festivales de todo el mundo, donde inesperadamente empezó a ganar premios y premios. Cuenta Casas como a cada festival que enviaban el film salían con algún premio, tantos, que ha conseguido ser la película de género más premiada de todo 2023.

Con todos estos galardones bajo el brazo, Casas volvió a intentar conseguir distribución española para la película, y, para su sorpresa,  siguió sin obtenerla. Un hecho ciertamente irónico teniendo en cuenta toda la relevancia que había tenido en el extranjero, donde ya le han solicitado la compra para su distribución, le han propuesto un remake mexicano y ya está involucrado con distintos proyectos en Estados Unidos. Es curioso ver como un film que ha causado furor fuera de nuestras fronteras, se ignora permanentemente dentro. Y es que Casas lo define a la perfección: “Vas al extranjero, te seleccionan que ya es difícil, compites contra pelis de millones, y ganas. Pero aquí eres ignorado”. Según él, esto es debido a que, “España es de los países con la piel más fina y donde se ha llevado más al límite lo políticamente correcto”. Explica, cómo en su opinión a causa de las plataformas nos hemos autocensurado, provocando que cualquier proyecto que se desvíe de la norma o la tendencia de moda sea permanentemente rechazado.

Rodaje de La mesita del comedor de Caye Casas

Ante este escenario desolador, Casas se siente optimista. Propone soluciones que realcen y den valor al cine independiente, como por ejemplo crear una agrupación de cineastas independientes.

Por último, Casas nos incita a luchar por los proyectos, a no dar el brazo a torcer por la industria, pero sobre todo, ¡a hacer cine!

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