Punto de vista. 2022. Festival Internacional de Cine Documental de Navarra
Este 19 de marzo, Punto de vista, el Festival internacional de cine documental de Navarra, finalizó su decimosexta edición. Cinco estudiantes del Máster en Documental de la ECIB tuvimos la oportunidad de descubrilo este año. Y como los festivales no solo son concursos, sino también momentos suspendidos en el tiempo, totalmente dedicados al cine y a sus pepitas de oro que solo se consiguen encontrar en un festival, decidimos contaros aquí las historias de los que ni concursaron, ni ganaron [1]. Así es cómo viajaremos en el tiempo y en el espacio, descubriendo un pueblo portugués y toda su poesía, la vecindad filmada desde el balcón del cineasta polaco Paweł Łoziński, las huelgas de los estudiantes del Instituto de Cine y Televisión de Mumbai, para terminar en la intimidad de la debacle de una familia estadounidense del Queens.
[1] Para descubrir todo sobre l@s ganadores y sobre el Festival : https://www.youtube.com/channel/UChvkulOnXRJPHnGkWNMQYTw
Film Balkonowy (2021) de Paweł Łoziński
La gente pasa y pasa. A la gente le pasan cosas, y el tiempo pasa con ellas. Así vemos pasar la vida desde el balcón de Pawel. “¿De verdad que no os habéis aburrido?” fue lo primero que nos preguntaron al salir del cine. No se podían creer que nos hubiésemos pasado 100 minutos viendo lo que pasaba desde una ventana y no nos hubiéramos cansado. Nosotras, en cambio, no habíamos apartado ni un solo segundo la mirada de la pantalla. Estuvimos completamente fascinadas por todos los personajes que se nos iban presentando.
No sabemos cuánto tiempo pasó el director sentado en su balcón con su cámara, una pértiga y un micrófono en la calle. No sabemos cuánto tiempo fue, pero el suficiente para que una de sus hijas le reprochase frente a cámara: “pasas tanto tiempo grabando que ya no sé nada de ti”. Mientras su familia le notaba distante, los vecinos del barrio iban conociéndole mejor, y nosotros a ellos. Por un rato, la audiencia se sintió partícipe de ese vecindario tan particular.
Aunque una cámara puede intimidar también da la oportunidad de hablar y, a veces, aprovechamos esos momentos para contar historias como nunca antes. De esta manera, el film nos sorprende con diversas confesiones. Por ejemplo, una vecina comenta alegremente que “al fin” su marido ha fallecido y una pareja admite que se han separado porque uno de ellos ha sido infiel.
Así, fuimos conociendo historias como estas y muchas más, algunas nos hicieron reír y otras llorar, vimos las hojas caer de los árboles, la nieve cubrir toda la calle y el sol iluminar el asfalto. Film Balkonowy (2021) nos presenta una idea muy simple, pero muy bien trabajada. Nos invita a preguntarnos sobre la vida de todo aquel que nos rodea, nos anima a interesarnos por lo desconocido y nos hace reflexionar sobre el paso del tiempo.
Elisa Hernández
O Movimento das Coisas (1985) de Manuela Serra
“Historias cotidianas de silencio.”, con estas palabras comienza la sinopsis original de O Movimento das Coisas (1985), la única película de la cineasta portuguesa Manuela Serra. Durante el coloquio moderado por Mercedes Álvarez (El Cielo Gira, 2004) después de la proyección en el cuarto día del festival, la propia directora relata que cuando se estrenó, su película fue apreciada en muchos festivales del mundo, pero en Portugal casi desearon que no se hubiese hecho nunca. Así que, ¿cómo de impactantes son las imágenes que muestra para provocar esta reacción? La respuesta es sencilla: No lo son, simplemente fueron grabadas por una mujer.
A principios de los años 60, Serra viajó por Portugal en busca de un pueblo al que grabar. En la mayoría de las zonas que visitó, la idea no fue bien recibida, pero entonces llegó al norte y encontró el pueblo de Lanheses. Allí, se reunió con el clérigo para que la orientase a familias que trabajasen en el campo y en la fábrica, y él no solo lo hizo con gusto, sino que también animó a sus feligreses en la misa a que acogiesen bien a la cineasta. Una semana después, Manuela Serra se fue a pensar y escribir el guión, y luego volvió y lo grabó todo.
Filmó gestos, manos, rostros, miradas, paisajes, y sobre todo, mujeres: Mujeres trabajando, mujeres barriendo o fregando el suelo, mujeres cortando uvas, haciendo pan, bailando, celebrando la maja del trigo, bebiendo vino, mirando a la cámara. La realizadora habla sobre la importancia que quería darle al placer de hacer un trabajo, y hacerlo con gusto, a diferencia de la ciudad, donde todo el trabajo, hasta fregar los platos, se hace de mala gana. Quería centrarse en este placer del gesto, en el que el trabajo y el tiempo parecen diferentes en un pueblo de montaña.
Manuela Serra habla de una iglesia como signo de espiritualidad, pero dice que para ella, el bosque o el río, así como la naturaleza, representan un sentimiento similar, que no tiene por qué asociarse con la religión, en el que el espíritu se manifiesta de una manera más fuerte y aguda. Todo esto está muy presente en cada plano que se nos presenta, ensalzando la naturaleza y lo común en ella, pero curiosamente, cuando más se siente es en el momento final de su película: Un plano fijo de una fábrica al anochecer. En el 85, Serra se vio obligada a eliminar esta imágen del corte final, pero ahora, ha podido ser restaurada, afianzando el vínculo de la cineasta con su obra.
Cuando el coloquio acaba, el auditorio se levanta, y durante tres minutos, Manuela Serra mira todas nuestras caras y recibe la ovación que se le negó en el pasado. Abre los brazos, emocionada. Es casi como si le costase creer que después de casi cuarenta años, todos los que estábamos allí presentes no pudiésemos imaginar un mundo en el que esta película no se hubiese hecho nunca. Pero así es. Así es.
Uxía Gayoso
A Night of Knowing Nothing (2021) de Payal Kapadia
En esta ópera prima, nos encontramos con una cineasta talentosa cuyo trabajo encontrará seguramente un gran eco a nivel internacional. A Night of Knowing Nothing comienza con una correspondencia de la cual oímos sólo la voz de una joven mujer que contesta a las cartas de su amor prohibido.
Pero rápidamente, este homenaje al cine epistolar se desvanece frente a la realidad abrupta con la que los dos amantes – dos estudiantes de cine – tienen que lidiar todos los días. Las primeras notas de melodrama dejan puesto a una lucha que va más allá de la injusticia que será para ellos un matrimonio imposible por pertenecer a castas diferentes.
Lo que se revelara ser un manifiesto cinematográfico contra un gobierno nacionalista corrupto y contra un sistema educativo clientelista que censura la libertad de los jóvenes cineastas, se expresa a través de imágenes contrastadas. Escenas nocturnas contemplativas y poéticas alternan con secuencias de huelgas y manifestaciones vividas y filmadas por Payal Kapadia ella misma cuando estudiaba en el Instituto de Cine y Televisión de Mumbai.
De tal manera que comprendemos la realidad de una estudiante de cine a través de su creatividad, pero también a través de su denuncia de la violencia policiaca, de la violencia contra musulmanes y contra los nombrados “intocables”, de la violencia patriarcal y de género. Es así como descubrimos también que miles de estudiantes han luchado durante meses para preservar la esencia de su arte y que algunos fueron hasta suicidarse, totalmente desamparados por una sociedad que les oprime.
El hecho de que la joven cineasta opte por un blanco y negro intemporal no deja de recordarnos los genios del cine clásico indio y de conectar plenamente con ellos. Las referencias de una enamorada del séptimo arte, en un país que cuenta con las más grandes industrias del cine, son múltiples. Una verdadera reflexión nace con las figuras tutelares que son Jean-Luc Godard, Marguerite Duras y Pier Paolo Pasolini cuya cita polémica a propósito de los movimientos contestatarios de 1968 permite a la cineasta cuestionar su propia época cuando filma una mujer policía: ¿quien de los jóvenes cineastas o de los policías son los verdaderos oprimidos?
Karla Andrade
Charm Circle (2021) de Nira Burstein
En el acto de clausura, después de la entrega de premios, se proyectó la película Charm Circle (2021) de la directora estadounidense Nira Burstein para la despedida del festival.
La realizadora grabó durante muchos meses a su familia cuyos padres parten como protagonistas de la película. Con ayuda de vídeos caseros, Burstein relata la historia familiar pasando por todos sus miembros, sus dos hermanas, el padre y la madre la cual no dejará indiferente al público.
El trágico pasado de esta familia sigue afectando al presente con carencias de afecto y una mala relación entre los padres, llegando al odio entre ambos. Burstein consigue grabar toda esa rabia y frustración dentro de la casa pero con la ironía y carisma de los padres consigue que, de una historia trágica, la sala se llene de carcajadas y el espectador empatice tanto con el padre como con la madre. No obstante, cuando la película está llegando a su fin, sus padres se abren tanto a la directora que emergen declaraciones tan duras que el espectador se llega a quedar sin aliento.
La película juega con su propio título, Charm Circle es el nombre del barrio donde viven y procede de la geografía del círculo que define la zona donde viven. La idea de Burstein fue empezar el film en la entrada de su casa donde su padre relata el momento en que se mudaron a ese barrio, a esa casa con mucho entusiasmo.
A lo largo de la película vemos el deterioro del interior de la casa, la dejadez, la suciedad, el síndrome de diógenes, etc. Esa puesta en escena original de la casa evoca en profundidad al relato de la historia trágica de los padres y te sumerge más en la decadencia de esa familia. No obstante, la directora finaliza el film con la mudanza de su familia abandonando esa casa, para empezar de cero, como una metáfora de una nueva etapa. En este punto, se cierra el círculo con la apertura y el final de la presentación y despedida de su antiguo hogar, símbolo de superación del trauma que ha convivido en la familia Burstein durante muchos años.
Mireia Alaya