Crónica del Jurado Joven del 52 Festival de Sitges
En el pasado Festival de Sitges tuve el privilegio de formar parte del Jurado Joven, disfrutando de todo lo que podía ofrecer esta 52a edición. Gracias al programa «Connecta’t» del «Carnet Jove» pude aplicar a las bases, siendo entrevistado en septiembre por miembros del Festival y de la Agència Catalana de Juventut. Lo que me gustaría contar en este artículo es un poco de qué trata y como se vive la experiencia una vez estás dentro.
Empezando por el funcionamiento, pues formar parte de un jurado significa tener una serie de responsabilidades que deben ser asumidas. La más inmediata de ellas es aceptar el reto de visionar una gran cantidad de películas en los 12 días de Festival (de los cuáles realmente son 9/10, ya que el día de inauguración no tienes tiempo casi para nada, y la comida de deliberación se celebra antes de la gala clausura). En esta edición como Jurado Joven visionamos 35 títulos de Sección Oficial, 7 largometrajes y 18 cortometrajes de la Sección Anima’t. A priori suena imposible poder cuadrar tal cantidad de películas, pero los/as secretarios/as encargados de los jurados para el Festival te lo hacen posible gracias a una organización envidiable. Ya el día de llegada se te proporciona un calendario con una ruta recomendada, y otras alternativas para que puedas ir seleccionando. Asimismo, se facilitan algunos links de películas a valorar para poder visualizarlas antes de la inauguración e ir más tranquilo. Porque ya no sólo son los títulos que te toca ver, también quieres cuadrar los que tú quieras ver en otras secciones fuera de la oficial. En esta edición había expectación por películas como The Lighthouse, Lux AEterna o The Wild Goose Lake, entre otras.
Por la cola no es necesario preocuparse (un grandísimo alivio siendo Sitges, dónde cada año que he ido he llegado a hacer más de 2h de cola en sesiones muy anticipadas para coger buen sitio); ya que como jurado tienes las filas 7 y 8 del Auditori reservadas para poder sentarte en una posición privilegiada. Hay algún que otro día que se pasa saliendo de la sala y volviendo a entrar varias veces seguidas, pero a esto es a lo que se viene así que acaba siendo un disfrute.
Otra importante responsabilidad es la del silencio. Tiene sentido que siendo un jurado no puedas pronunciarte públicamente sobre una película (durante la duración del festival), ya que se podrían sacar conclusiones antes de tiempo; o lo que es peor, decir algo reprochable sobre una película y que luego el director/a te escuche, esperándote a la salida de la sala con un puño americano. Bromas aparte, tampoco es algo que estés ansioso por hacer, ya que cada día visualizas una media de 5/6 películas por día. Apenas tienes tiempo para sacar el móvil y comentar la película por RRSS.
Y es que más vale encontrar un buen rato para comer algún que otro día, ya que te proporcionan tickets por valor de 15€ para comer (bien) en una treintena de establecimientos. La mayoría de días, dependiendo de la agenda, no es posible pegarse un buen menú, pero siempre puedes compartir un bocadillo en 10 minutillos entre película y película con uno de los/as compañeros/as del jurado. Si sobran tickets no pasa nada, ya que siempre puedes darte un festín el último día en comunión (que es lo que miembros de anteriores jurados jóvenes me recomendaron hacer).
Porque si algo convierte la experiencia en algo inolvidable (sin desmerecer el atracón de películas y el de comida), es la gente con la que vives el festival. Tienes el privilegio de compartir esas ventajas con tus compañeros/as de jurado, personas que al igual que tú les apasiona el cine; y con la que además es muy interesante debatir, porque suelen confrontar sus gustos con los tuyos. Se crean discusiones muy enriquecedoras para ver qué argumentos puedes aportar defendiendo una película que te haya podido gustar especialmente, pero que los demás no estén tan convencidos, o viceversa. Al final se pasan tantas horas juntos, y se pasan tan bien, que acabas cogiendo cariño y formáis piña en ciertos momentos. También es una oportunidad para conocer a gente, sea en pases o en fiestas, de los que puedes sacar contactos (con suerte y labia), o aprender sobre el mundo de la crítica/industria/cine.
Es, en definitiva, una de esas experiencias que ocurren sólo una vez en la vida. Así que si queréis participar, estad atentos al próximo junio de 2020 para apuntaros y poder disfrutar de la experiencia en la 53a edición del Festival de Sitges.
Por último, agradecer a algunas de las personas con las que compartí el Festival: Ainhoa Marzol / Daniel Pérez-Pàmies / Pau Canivell / Angèlica Ramos (Compañeros de jurado joven), Tànit Fernández / Álejandro Hinojosa / Mariona Borrull (Miembros de anteriores jurados jóvenes), Adrià Guxens / Berta García (Secretarios del jurado), Mar Canet / Xavier Lezcano / Bárbara Santa-Cruz / Javier Parra (Miembros de otros jurados), Anna Puig (Responsable del programa Connecta’t), Domènech Ballester (Director del Carnet Jove), Mike Hostench (Subdirector del Festival), Ángel Sala (Director del Festival).