L’Alternativa 2021 visto por estudiantes de ECIB voluntarios en el Festival
Durante la semana del 15 de noviembre un grupo de estudiantes de la ECIB hemos asistido como voluntarios a la 28a edición del Festival de Cinema Independent de Barcelona: L’Alternativa.
En este próximo artículo vamos a compartir algunas de nuestras experiencias, para unos nuestro primer festival, para otros uno que no se perdió entre los muchos, y damos una perspectiva nueva a aquellos que hayan asistido al festival como audiencia.
LAURA PUIG
Nunca había asistido a un festival, ni como audiencia ni como voluntaria, así que no es difícil imaginar mi rostro, lleno de emoción al saber que iba a formar parte del equipo. Lo primero fue conseguir una foto para mi acreditación, y en ese momento me di cuenta que no tengo fotos mías desde hace años. Una vez solucionado esto reuní coraje para llegar a tiempo el primer día al CCCB, donde la mayoría de talleres y proyecciones se dieron esa semana. Tuve la impresión de que todo el mundo conocía a alguien y admito que me sentí fuera de lugar. En otro momento hubiera buscado un rinconcito donde esconderme, pero decidí afrontar aquella incomodidad que sentía y empecé a hablar con la gente. Que suerte la mía, conocí a otros amantes del cine, estudiantes de mi escuela a los que ahora puedo saludar y aquellos de otras universidades con los que compartimos risas y usuarios de letterboxd.
MARTA BARRUFET
Ya hacía tiempo que quería participar como voluntaria en l’Alternativa y ver como funciona el festival desde dentro, y, por qué no, ver todas las películas posibles. La experiencia me ha permitido presenciar preestrenos como Libertad (Clara Roquet, 2021), masterclasses como “Transformar i transformar-se” de Manuel Muñoz Rivas o talleres como «De l’expansió del cinema domèstic«, impartido por Adriana Vila Guevara. A cambio, he controlado los accesos, sujetado una barra con un micro durante el turno de preguntas e incluso limpiado copas para la clausura.
El día de la inauguración, con la película Magaluf Ghost Town (Miguel Ángel Blanca, 2021) estuve de voluntaria y tuve la oportunidad de verla. En el pase inaugural no hay casi nadie de la organización porque siempre se llena, pero aun así se nos reservó un sitio a las tres voluntarias que estábamos en el acceso. Ese día empecé a poner caras a la organización del festival, y a lo largo de la semana fui conociendo a parte del equipo. Todos fueron superagradables y se aseguraron de que los voluntarios estuviéramos cómodos y a gusto.
Entre los voluntariados y el resto de pases que fui a ver, pasé tanto tiempo en el Teatre del CCCB que llegó un momento en que entraba allí y me sentía casi como en casa. Allí me encontraba con algunos de mis amigos que también estaban de voluntarios y con otros que iban a ver los pases y podíamos discutir sobre qué habíamos visto y sobre si nos había gustado. Durante esa semana, el CCCB se convirtió en un bonito espacio en el que compartir el cine.
JOSÉ BLANCH
Siempre había oído hablar maravillas de los festivales de cine y siempre había querido vivir uno en primera persona, desde dentro. Gracias a L’Alternativa tuve la oportunidad de ser voluntario por primera vez. Durante los días que tuvo lugar el festival, a cambio de escanear Códigos QR y pasar un micro, pude presenciar hasta cinco proyecciones que me resultaron especialmente cercanas. Y creo que eso es lo que mejor define a L’Alternativa, la proximidad. Diría que es un festival casi familiar, allí parecía que todo el mundo se conocía o compartía algo, tanto en la organización como en el público, todo era cercano. Incluso con los directores, directoras, actores y actrices, todos parecían amigos y se dirigían al público como tal.
Del mismo modo que era mi primera vez, también lo era para muchos de mis compañerxs. Primeras veces de películas que llegaron antes al festival que a los cines, como Libertad de Clara Roquet, su primera película; o primera vez para el reparto de 6 dies corrents (Neus Ballús, 2021), que se estrenaban como actores. Entre otras, también pude ver Esquirlas (Natalia Garayalde, 2020) Fantasía (Aitor Merino, 2021) o Del otro lado (Iván Guarnizo, 2020). Como broche final, asistí a la Masterclass ‘Los errores afortunados’ de Carla Simón.
La verdad, mis expectativas como voluntario eran altas, pero ni de lejos pensé que podría asistir a tantas proyecciones, escuchar a creadores desde tan cerca y conocer a gente tan maja. Sin duda una experiencia para repetir.
ROBERT CORTÉS
Tal vez sean los festivales de cine una especie de catarsis a dónde llegan las películas que pueden permitírselo; puede que una simple oportunidad para ya no solo compartir, sino también celebrar la felicidad de revivir la ficción filmada; o un vestigio más, sin embargo, de la lógica del sistema capitalista en que unas obras deben competir con otras en lucha por ser premiadas. Realmente no son tantos los festivales de cine a los que he asistido, ni muchas las respuestas de las que dispongo ante la incómoda pregunta de: ¿Para qué sirve un festival de cine?
De mi trabajo en la taquilla cómo voluntario de la última edición del L’Alternativa, agencio ante todo dos suertes de privilegio. Por una parte, la posibilidad de observar cómo cada cual entra a ver una misma película de manera diferente: Los que la conocen y los que no, los que vienen con prisa, los que llegan tarde, los que forman parte de ella, los que vienen para disfrutarla, para juzgarla, para asediarse de sus problemas, los que acaban allí por casualidad o los que vienen un poco por compromiso, ya sea con su pareja, con su moral, con su entorno o consigo mismos.
De otro lado, la anécdota de negar la entrada a directores a los que admiro o personas que habían participado activamente en las mismas obras proyectadas por el festival, ya fuere por errores informáticos, impericia o confusión. Además de la enorme suerte de poder presenciar dos bellas películas cómo lo son Libertad y Sis dies Corrents, antes de su estreno en salas.
Con todo, mi experiencia del festival ha sido realmente reconciliadora, de ella extraigo un cuantioso amor y respeto por el cine, así cómo el compromiso aprendido con la diversidad de aquellos que llevan años organizando esta fiesta del cine, abogando por dar visibilidad a lo que no tiene cabida en otras pantallas, y concediendo un constante y sano agradecido cariño a los que contribuimos voluntariamente a llevar a cabo el festival.
BIEL VICENTE GARCÍA
Yo personalmente no conocía el festival de antemano, hasta que recibí el correo con el que buscaban personal. No me lo pensé dos veces y respondí rápidamente. Acto seguido me picó la curiosidad y miré a qué me había apuntado. Resultó ser un festival de cine, ¡qué suerte! Yo solo había asistido a festivales de cine como audiencia, así que formar parte de éste desde dentro, como voluntario ha sido una experiencia, desde luego, desconocida para mí.
No esperaba mucho realmente, pensaba que escanearía códigos QR y poco más, pero aparte de eso tuve el placer de: colocar sillas, llevar mesas de un lado a otro, colgar carteles… hasta prepare un vermú con sus olivas y todo.
Realmente lo pase genial, todos fueron cordiales y se respiraba cine por todas partes. Entre gente del equipo, otros voluntarios y artistas invitados era como estar en Hollywood pero aquí, en casa. Y digo esto porque así me hicieron sentir en un ambiente acogedor y cercano. También tuve la oportunidad de ver Libertad, que me pareció una gran película que explica dos conflictos claros como son, la diferencia de clases y el alzheimer a través de los ojos de Maria Morera que hace un muy buen trabajo encarnando a “Nora”
En conclusión fue un cambio de perspectiva de los festivales de cine muy satisfactorio y que volvería a apuntarme ahora sí, sabiendo que es l’Alternativa.
MARC GONZÁLEZ SALVAT
Este 2021, en el 28 festival de cine l’Alternativa, hemos podido ver muchísimas piezas de cine autoral, experimental y amateur.
Entre las más destacadas nos encontramos con Libertad, la ópera prima de la directora Clara Roquet. Nos habla de una joven de 14 años que está a punto de vivir un verano que le marcará para siempre. Sigue el patrón de películas como Estiu 1993 (Carla Simón, 2017) Las niñas (Pilar Palomero, 2020)» y La inocencia (Lucía Alemany, 2019). Su gran virtud está en la sutileza que tiene para contarnos esta bella historia de clases sociales. En cambio, su talón de aquiles se encuentra en el intento de abarcar demasiadas tramas que finalmente muchas de ellas se quedan navegando en un limbo. En resumen, una película interesante donde solo el tiempo decidirá si acaba siendo recordada por aquellos que la vieron o perecerá en el olvido.
La otra película destacada del festival es Sis dies corrents, el tercer largometraje de Neus Ballús. Después de La plaga (2013) y El viaje de Marta (2019) nos sumergimos en una comedia rodada con aires de falso documental. Espíamos la clase trabajadora de Barcelona con unos personajes desternillantes. Todo el reparto está esplendido pero sin duda alguna, Valero Escolar es la gran estrella del film. Estamos expectantes por cuáles serán las próximas películas que nos puede ofrecer este festival alternativo en sus siguientes entregas.